CAP 11

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La verdad, Jimin no esperaba demasiado

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La verdad, Jimin no esperaba demasiado. Ya que cada vez que había conocido a un alfa más allá de solo una noche se había arrepentido.

Esos alfas eran simplemente... ¿Difícil de llevar? No sabía cómo explicarlo concretamente.

Solo.

Abrían la boca y todo se iba a la basura.

¿Tal vez eran sus expectativas demasiado altas? ¿Era él el que estaba mal? ¿O es que no había un solo alfa con sentido común en todo el planeta?

Quizás era su culpa él atraer siempre a impresentables.

Pero es que cuando los conocía le gustaban. Tenían esa actitud de que le encantaba a su lobo, sin embargo esto solo continuaba si no mantenían una conversación civilizada.

Porque, rayos.

Hasta había tenido que golpear a alguno de los alfas para que se fueran de su casa.

Y no es que promoviera la violencia. Es que esos alfas creían que porque les dejaba ser así en la cama, podrían hacerlo en la vida real.

Sí, no tenía problema con que tomen el control, le gustaba. Pero eran precisamente estos alfas que tanto le gustaban, esos que tenían un aire muy dominante, esos eran los peores. Y habría intentando buscar mejores opciones ¡Si tan solo a su lobo no le encantarán tanto!

¡No lo entendía!

¿Estoy enfermo...?

Probablemente..

Aún así, tal vez permitiría ese tipo de comportamiento cuando se estaban divirtiendo, no obstante su vida solo la controlaba él. Y alguno de estos alfas, no eran capaces de comprender que solo habían sido una noche.

Que el hechizo se había deshecho al amanecer. Y lo peor era que estos eran actores, músicos, compañeros de trabajo que continuaba viendo en algún que otro sitio como premiaciones.

Y diablos, sí que era incómodo.

Sobretodo por la manera en la que los echaba; nada más verlos ahí tirados en su cama, se levantaba y buscaba algo para despertarlos y no tener que tocarlos.

Entonces llegaba el momento de desayunar y esperaban sentados en su mesa mientras veían como hacia su comida.

Mientras tomaba su café, leía las noticias en su iPad y los alfas solo lo miraban con un gesto de "¿¿No te olvidas de algo??" En su rostro. Era entre confusión y obviedad.

"Y yo?" Le preguntaban.

Él siempre respondía lo mismo " Ahí está la cocina ".

Les daba permiso para ocupar toda su hermosísima cocina, que tenía todo tipo de utensilios necesarios para cocinar cualquier cosa que se les antojara.

F#UCK MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora