14. Al fin.

856 65 1
                                    

Cualquiera podría saber que estaba haciendo en el café, ¿cómo es posible que Doggyung no lo sepa?

A quién queremos engañar, es obvio que nadie se daría cuenta, el plan era perfecto. Un segundo, ¿había un plan?, claro que no.
Dios, ¿qué puedo decirle?

— ¿Acaso no puedo ir a tomar café? — pregunté, tratando de ocultar mi nerviosismo.

— Sunbae, no me malinterprete solo... preguntaba — bajó su mirada.

¡Ay no! No pongas esa carita, que me dan ganas de llenarla de besitos, un segundo, ¿yo acabo de pensar lo que acabo de pensar?, ¡¿NAM DONGGYUN QUE ME HAS HECHO?!

Mi cara se calentó, avergonzado traté de desviar la mirada, viendo un punto fijo en el suelo. Podía sertir su mirada.

— Sunbae, ¿estás enojado?

Claro que no estoy enojado, se le llaman nervios, no, no, no. ¿Cómo le voy a decir eso?

— Ah, estoy tan nervioso — dije en un susurro, sin pensar antes en mis palabras, tarde me di cuenta de lo que había dicho — Digo... no lo estoy, DG, no pienses de más — sonreí nerviosamente.

— Sunbae, ¿por qué está nervioso? — preguntó con una hermosa sonrisa, con esos bellos belfos, cuántas ganas de atraparlos y sellar nuestros labios en un dulce beso.

Mi cuerpo se movió inconscientemente, acerqué mi cara a la suya, observando descaradamente esos labios, sus ojos, su bello sonrojo carmesí.

Ya no quiero evitarlo, ya no puedo evitarlo, estoy rendido a sus pies.

Sus labios chocaron con los míos, sus ojos me observaban sorprendido y posé mi mano en su mejilla, atrayéndolo más a mí. Profundizando aquel beso, sus manos se posaron en mi pecho, tratando de alejarme, poco a poco fueron perdiendo su fuerza y correspondió aquel beso al fin.

Nos separamos, agitados, abrí mis ojos lentamente, observando sus ojos bajando hasta sus labios hinchados y rojos.

Quería volver a hacerlo, pero ¿el querrá hacerlo?

Sus labios callaron mis pensamientos de un golpe, Dios, me estaba besando otra vez, a la mierda todo lo anterior. Él me eligió a mí.

— Sunbae... no sabe lo feliz que me ha hecho — sonrió, sus ojos se volvieron una línea, mientras su sonrisa se hacía más grande. No pude volver a besar sus finos labios.

Sin duda hoy es el mejor día, descontando lo ocurrido más temprano.

Lo senté en mi regazo, mientras volvía a probar sus labios, ya no me importaba nada más; deslicé mi mano dentro de sus ropas, pasando mi mano fría por su cálida espalda, podía sentir sus débiles escalofríos por el tacto.

Mis besos se fueron deslizando desde su boca hasta su cuello y clavículas, dejando alguna que otra marca, para que el mundo sepa que es mío. 

De sus labios entreabiertos salían suaves gemidos, los cuáles eran música para mis oídos.

Sin duda, la temperatura de la habitación subía cada vez más, chasquidos de besos sonaban en ecos, Nam ya no sabía qué hacer, sus caderas se movían inconscientemente sobre mi miembro, lo cual era una imagen muy caliente, sus manos apretaban mis hombros a tal punto que sentía sus uñas clavarse en mi piel, lo cual no me molestaba ya que me estaba concentrando en otras cosas.

Poco a poco las ropas fueron desapareciendo, dejando lucir su piel blanquecina, tan suave y brillante. Es el mismo sentimiento de como si lo viera por primera vez, aunque también es cierto que no es la primera vez que lo veo de esta forma, el sentimiento ha cambiado, ahora tengo el deseo de protegerlo, de no causarle algún daño, tengo miedo de hasta tocarlo. Esta vez quiero hacerlo con calma.

— Donggyung, si deseas que pare, lo haré, no te sientas obligado a hacer esto — comenté en busca de alguna señal de incomodidad, acaricié suavemente sus mejillas.

— Tranquilo, sunbae. Estoy... bien — soltó un ligero suspiro, para luego tratar de controlar su respiración.

Sus ojos brillantes y sus mejillas sonrojadas hacen que mi corazón de un vuelco dentro de mi pecho, es tan tierno, quiero llenar su lindo rostro de besos. Dicen que una persona puede cambiar la personalidad de alguien si da su mayor esfuerzo. Nam Donggyun, con tu mínimo esfuerzo, lograste tenerme a tus pies.

Lubriqué lo suficiente mis dedos y fui dándome paso a su parte baja, ingresando un dedo, luego dos y finalmente tres, DG movía sus caderas en busca de más contacto y sus gemidos resonaban en toda la habitación. Pequeñas manchas rojizas se van formado en su blanquecino cuello.

Saqué mis dedos, escuchando un gruñido de parte de Donggyun, tomé mi falo para poder colocar más fácilmente el condón.

Agarré las piernas de DG para colocarlas sobre mis hombros, me posicioné y entré de una estocada, me mantuve quieto esperando que Donggyun se acostumbrara al tamaño.

Unos minutos después las caderas de éste comenzaron a moverse, indicándome que era momento de moverme, comencé con embestidas lentas, intentando ser lo más cuidadoso posible, de sus ojos brotaban lágrimas y mordía su labio con fuerza.

— Ah... ah... ah...

Mis embestidas comenzaron a acelerar su ritmo, un tiempo después logré encontrar su punto G, en ese punto DG ya era un desastre de gemidos.

En la habitación se sentía cómo nuestras pieles chocaban, los fluidos se iban mezclando, todo a nuestro alrededor era una fusión entre nuestras feromonas, tanto así que sentía que podía observarlas alrededor de nosotros, como si fuera nuestra fortaleza de calor la cual nos abrazaba.

— Ngh!...ah...

Cada vez me sentía más cerca, pronto estaríamos unidos y seríamos uno solo.

— S-sunbae... me... ve-vengo~

— Yo también... ngh... bebé, hagámoslo... juntos.

Él asintió, ¿ya comenté que sus mejillas sonrojadas me encantan? Soy el hombre más feliz del mundo, él me hace el hombre más feliz del mundo y solo él puede volver mi mundo una montaña rusa de emociones.

Algunas estocadas más y finalmente nos vinimos, salí de él y caí a su costado mientras ambos buscábamos calmar nuestras respiraciones, una vez más calmados, fui en busca de algunas toallitas húmedas, para poder limpiar su delicado cuerpo, ya mañana nos bañaremos juntos.

Pase las toallitas con cuidado, limpiando todos los rastros de semen, lubricante natural y sudor; luego de terminar de lavar todo su cuerpo, deposité un dulce beso en su frente.

Esa noche dormimos abrazados, juntos, con nuestros corazones contentos, y por mi lado, deseando que esto no fuera un sueño.

A Life With You || ʙᴊ ᴀʟᴇx ᴀᴜ!©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora