Capitulo 8
Tacos y Croissant
Melissa se acerca a una de las sillas y la arrastras hasta sentarse en frente del padre de su bebe.
-Ha pasado el tiempo ¿no crees?- Ella se muestra fría, casi como un robot que monologuea sus palabras.
-Si... bastante- Le responde el muchacho cruzándole la mirada.
-¿Cómo te sientes?- Le pregunta, mostrándose lo más ‘natural’ posible.
-Bueno...- Fija sus ojos en el infante –Estoy vivo... aun pue-puedo... recuperar el tiempo... por él- Sonríe al pronunciar las palabras.
-¿En serio?- La muchacha arquea una ceja, sin creerle ni una palabra.
-Aja, yo no... No podría mentirle- De nuevo, su mirada se fija en la de su niño que permanece a su lado, intentando abrazarlo.
-¿Y a mi si?- Le refuta la joven.
-Tampoco... ¿Por qué dudas?- Se dirigen sus orbes a su persona, dedicándole una sonrisa sincera.
-Dijiste que el bebe no era tuyo, me llamaste zorra y me abandonaste ¿Por qué mas creías?- Le contesta frunciendo el ceño pero, no está molesta, solo es... es inexplicable, la irrita y la entristece al mismo tiempo.
-Lo se... pero, cuando me dijeron que... que te habías ido de casa y del país... me sentí mal, como si... como si hubieses dicho que me odiabas- Su semblante decae mientras le habla –Pensé en como estarías tu y él... le di vueltas a la idea de... ser el padre pero, no sabía como... como hacerlo bien –Hace una breve pausa y toma con suavidad la mano de su pequeño quien le sonríe con la mirada ilusionada –Vine hasta aquí a visitar a mis abuelos, cruzando la calle te vi... eras tú, luego de casi tres años te volví a ver... quería correr a ti pero, ibas acompañada... me acobarde y no me acerque... pero, seguí buscándote hasta encontrar tu departamento –Suspira con una sonrisa – Te cite en el SA porque pretendo matricularme ahí, quería decirte todo pero, ya ves como acabo todo– Suspira de nuevo, con cierta fatiga en la respiración –En fin, lo que trato de decirte es que... nunca quise dejarte, solo no sabía cómo ser ‘perfecto’ para ti y para él- Observa a Dante, le sonríe y Melissa solo le escucha atentamente –Y aun no lo sé pero, quisiera pedirte que... me dejes ser parte de su vida, por favor –Culmina con una súplica que se marca en su voz y su mirada.
-...- Ella parece estar ida en sus pensamientos.
-¿Loli-chan?- Ese simple apodo la saca de su pensar.
-¿Eh?- Su rostro se ruboriza al oírlo llamarle de esa manera. Él sonríe sin apartarle la mirada.
-Te extrañe... mi Loli, te extrañe- Le dirige las palabras sin dudar de ello -¿Me extrañaste tu?- Pregunta, con una ligera esperanza en la mirada.
-¿Eso se pregunta acaso?- Le sonríe, con completa naturalidad. Dante se aleja ya sabiendo lo que pasaría... intuición infantil. Ella posa ambas manos en el borde de la camilla, manteniendo su rostro a una distancia tentadora, una que le trae a memoria los recuerdos de aquellos meses tan felices -¿Puedo confiar en ti... de nuevo?- Pregunta, con cierto temor de que quien sufra sea su bebe.
-Toda la vida, mi Loli- Contesta él.
-En ese caso, te has ganado esto- Le profiere las palabras.
Ambos se observan, ella posiciona su rostro tan de cerca al suyo que son capaces de percibir las exhalaciones tibias del otro. De un segundo a otro sus labios se posan en los de él, luego de un infierno y una tormenta de lágrimas, donde la soledad fue la que la abrigo y ahora, ahora puede darle aquel detalle sin temor alguno del futuro que vendrá. Lentamente y al mismo ritmo, sus labios se complementan con los suyos... con un ligero sabor a medicina en la boca del rubio y un dulce manjar en los de la pelinegra. Cuando los segundos se encadenan al silencio, la puerta se abre y ella rompe la conexión con él... insensible fue su acción, sin pensarla la ejecuto.