La joven mujer ignoró aquella oscura aura que provenía del menor, sacando su abanico para abrirlo y cubrir las parte baja de su rostro. No se dejaría intimidar tan fácilmente, había tomado una decisión y sabía que era la correcta; aquel chico no podría nunca guiar al reino hacia la gloria y prosperidad. Su mirada dorada seguía fija en el semblante imperturbable del castaño, sus ojos no poseía el brillo que siempre tenía, cosa que provocó un escalofrío en su columna vertebral. ¿El menor había perdido todo rastro de cordura? Era imposible, Tenma era un ser de luz, nunca sería capaz de arrebatar una vida.
-Oh, joven Tenma, jamás dejaré que me lleven a una guiñotina- dejó ver aquella sonrisa que poseía- Porque no hice nada malo, todo esto pasó porque no eres suficiente para este reino.
-Ayumi, ¿acaso dije que pudieras hablar?- sin borrar su expresión, colocó la punta de su espada en la garganta ajena- Ya decidí tu castigo, ten la valentía de aceptarlo.Matsukaze mandó llamar a varios de sus soldados, pidiéndoles que fueran en busca del resto de traidores y los encerraran junto con la de cabellos azabache. Cuando por fin desapareció Ayumi de su vista, se dispuso a salir al jardín que con tanto cariño cuidaba; las flores se estaban abriendo. Kyousuke...no podía imaginarse el dolor que sintió al ser atacado de esa manera por sus propios compañeros, ahora entendía porque su mirada ámbar siempre estaba llena de dolor e ira cada vez que le miraba. Deseaba abrazarle y decirle que todo estaba bien, que jamás le había traicionado...necesitaba expulsar todas esas palabras que habían quedado atascadas en su corazón.
Al escuchar unas pisadas tras de él, se giró con la espada en su mano; pero rápidamente se relajó al observar a un joven de cabellos azules y ojos amarronados. Poseía una mirada preocupada, que analizaba cada zona de su cuerpo, como si buscara algún tipo de daño.
-Yuuichi...
-Joven amo, lo siento- se arrodilló frente a él, apretando los puños- no me di cuenta de que habían nacido traidores entre los nuestros, fue atacado por culpa mía.
-Yuuichi, estoy bien- se agachó a su altura, clavando su mirada apagada en él- Ni siquiera yo me percaté, soy un gobernante incompetente.
-¡No diga eso, joven amo!- apretó su mandíbula- Es una persona maravillosa, tiene todo lo necesario para gobernar.
-Gracias, Yuuichi- hizo una media sonrisa.
-¿Es cierto que Kyousuke sigue vivo?- un brillo apareció en sus ojos, esperanzado.
-Sí, es cierto.
-Eso es...- cubrió su rostro, mientras su voz se quebrantaba.
-Te pediré un favor- agarró una de sus manos, ayudándolo a levantarse- Ve al Reino de Kinako y avise a Tsurugi, tenemos que aclararlo todo...
-Será un placer, joven Tenma- después de hacer un reverencia, corrió fuera de palacio.Había agarrado su caballo, dirigiéndose a donde el castaño le había indicado; la emoción invadía su cuerpo, volvería a ver a su querido hermano.
El de orbes plata unió ambas manos, colocándolas sobre su pecho; esperaba que ambos hermanos llegaran a salvo, temía lo peor en esas circunstancias.Tsurugi se encontraba en la biblioteca, mirando por encima algunos libros que se habían dejado sobre una de las mesas. Parecía concentrado en lo que leía, pero en realidad su mente estaba en otro sitio; solo podía pensar Tenma, nada de lo que estaba pasando tenía sentido. Negó con la cabeza, intentando eliminar esos pensamientos, debía mantener la calma y la verdad llegaría a él en cualquier momento. Seguía colocando aquellos libros en su sitio, mientras suaves suspiros salían de sus pálidos labios; hasta que la puerta se abrió de golpe, dejando ver al joven de cabello cobrizo. Parecía emocionado y preocupado, una extraña mezcla de sentimientos, o eso pensaba el peliazul.
-¿Ocurre algo, Naoki?
-Te buscan, Tsurugi- respiró hondo, echándose a un lado- Un tal Yuuichi.No hubo necesidad de más palabras; Kyousuke salió corriendo lo más rápido que podía hacia la entrada principal, donde se encontraban Nanobana, Fei y un joven al cual conocía como la palma de su mano. Los brazos de su hermano mayor lo recibieron de manera cariñosa, apretándolo con suavidad contra su pecho; ambos chicos sentían como sus ojos se ponían acuosos. El más bajo respiró profundamente, notando al instante el inconfundible olor de Yuuichi; un agradable aroma a hierba y flores silvestres. Mientras que el mayor acariciaba su espalda y cabellos, sin poder creerse que Kyousuke estaba entre sus brazos; asistió a su funeral, pero ahí estaba, con su calidez común. Se quedaron varios segundos así, sin que ninguna de las tres personas presentes interrumpieran el momento. El de orbes marrones agarró a su hermano de los hombros, rompiendo el abrazo; fue allí por una razón y no debía olvidarse de ello. La mirada anaranjada de Tsurugi mostraba confusión, ¿por qué estaba tan serio de repente?
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Blood sword
FanfictionSeguía teniendo cada noche aquella horrible pesadilla, donde su servidor y mejor amigo era asesinado brutalmente. Tsurugi...uno de los generales más poderosos de todo el reino había muerto meses atrás, dejando al príncipe en un mal estado emocional...