Han pasado 15 años desde la derrota de yhwach, desde que todo se calmo, 5 años desde que Kuchiki Rukia se volvió capitana del 13vo escuadrón del Gotei 13. Y en los cuales ha estado ejerciendo un excelente trabajo. Pero un día, se rompió la calma, la...
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Zaraki atajó con una mano la hoja de la zanpakuto de Moro, con total tranquilidad, ni esta pudo llegar a la palma, sin embargo, la onda de reiatsu que sale disparada de ella por la velocidad con la que dio el impacto, le corta, haciéndole brotar sangre.
Moro forcejea un poco para retirar su zanpakuto de las manos del atacado. Zaraki Kenpachi dice. —Apártate, escoria...— y de un movimiento le corta el torso en dos de forma diagonal, el cuerpo cae con expresión de incredulidad. —Si todos son como este, ahorren el combate— anuncia.
—Shh... Moro es muy creído— se acerca el que usa una máscara negra, similar a las de anti gas. Aunque con alteraciones, ojos grandes, parecía querer emular a un Hollow.
—¿Te crees Hollow?— se burla Zaraki apuntándole con la hoja de su zanpakutô.
—No, shhh... mi nombre es Deirva, Líder 15.— su reiatsu sin duda dejaba una impresión de presión a su alrededor; controlada, y por su forma de sostener su aun guardada zanpaku-tô, podía decirse que era experto. A lo que el capitán de la 11va división sonríe por ello.
Zaraki Kenpachi, expresa su intención de lucha y le ataca, pero Deirva sólo se limita a defenderse de los ataques, nunca buscando la iniciativa. A lo que el capitán del gotei 13 se sentía fastidiado.
—¡Vamos, combate! ¡Que esperas!— exclama intensificando sus embistes con la hoja de la zanpaku-tô, aun así, Deirva le era sencillo defenderse.
—Si usaras tu Bankai, seguramente me derrotaría rápido capitán... shhh— reconoce.
—Calla, y lucha de verdad, ¡no necesito usar eso para derrotarte!— responde Zaraki dando un swing, de forma horizontal de derecha a izquierda. Deirva lo evade por poco, y usa su zanpaku-tô para bloquear el retorno. Ambos se miran intensamente.
Hisan está detrás, y observa hacia el grupo que se acerca de tres capitanes, por lo que detecta enseguida el reiatsu de Rukia. Y se desaparece en Shunpo.
Ella se detiene, a 5 metros de él, pues aparece de improviso. —Que... ¿Qué pretenden?— dice, sacando su zanpaku-tô con velocidad. No podía dudar o sino, sería carne de cañón.
Hisan ríe un poco, tosco y breve. —Formaremos nuestro propio distrito... mejor dicho... nuestro propio Seireitei— desenfunda de sus harapos dos espadas, no tenían similitud a una zanpaku-tô normal, son más rectas, pero finas en grosor.
Rukia piensa que había logrado destruirlas antes, tal vez no había vuelto por que estaba regenerando su zanpaku-tô, pero como poseía dos al mismo tiempo... sin siquiera una conexión, no conocía ninguna de ese tipo, las duales siempre venían unidas por algo, usualmente, aunque el Bankai de Ichigo completo...
—No comprendes a mi— Hisan, se posa con una delante y otra detrás. —Venid capitana, conoce la desesperación.
Kensei Muguruma se detiene junto a hitsugaya para ver hacia Rukia, pero el que falta se aparece ante ellos.
