Capitulo 4

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—los resultados de los exámenes muestras que estas bien —me dice el doctor junto a una enfermera leyendo mi historial. Me encontraba sola con ellos, la señora Alexandra se había ido hace una hora, después de que aceptara su propuesta, para preparar el papeleo de mi adopción y me dijo que regresaría lo más pronto posible— con esto podemos darte de alta hoy mismo, esperaremos a que llegue Alexandra para decirle que medicamentos debes tomar —asiento y ellos salen.

    No sabría decir como me siento en estos momentos, quiero llorar hasta que mis lágrimas se sequen pero a pesar de todo el dolor que rodea mi corazón me siento feliz de haber conocido a la señora Alexandra porque me ha demostrado que no me quiere lastimar y que más prueba de ello que el haberme traído aquí y cuidarme estos dos meses.

—hola hola —dice ella asomando su cabeza por la puerta— me dijeron que ya sales de alta hoy y que mejor forma de hacerlo que comiendo hamburguesas —coloca una bolsa de papel en mis piernas y esta desprende un delicioso aroma.

—gracias —susurro con tristeza.

—¿no te gustan? —pregunta acercándose a mí.

—si, es solo que mi padre siempre tenia este tipo de detalles cuando estaba vivo —ella me abraza y le correspondo.

—te tengo una buena noticias —la miro a los ojos y ella sonríe — hablé con tu madre y firmó los papeles para cederme tu custodia —la miro sorprendida.

—¿como lo conseguiste? —se que mi madre nunca me quiso y cuando veía que algo bueno iba a pasarme hacia lo imposible para impedirlo.

—al principio se negó pero fui muy persuasiva —lo ultimo lo dice en un tono de voz que daba miedo— eso no importa, a partir de hoy eres Roxan Monrou, mi hija —escucharla decir eso me conmovió, como era posible que mi madre biológica me odiara y aborreciera el que le dijera madre o ella me dijera hija y una mujer como Alexandra le fuera tan fácil decirlo con cada palabra llena de cariño.

—¿que pasará ahora? —pregunto observándola.

—seguirás adelante y castigaremos a los que te causaron todo esto —eso es lo que mas quería.

    Salimos del hospital rumbo a la casa de la señora Alexandra y es que me tuvieron que llevar en silla de ruedas porque mis piernas no respondían debidamente a causa del tiempo en el que estuve en coma sin ninguna movilidad. La casa era muy hermosa y estaba fuertemente vigilada, a donde mirara habían hombres armados patrullando el área.

—¿que te parece? —me pregunta Alexandra cuando me muestra la que será mi habitación.

—es hermosa —digo sorprendida. La habitación era muy espaciosa, la cama se encontraba cerca de la ventana, había dos puertas aparte de la de entrada, asumo que una era la del baño y la otra del closet, un escritorio en donde había una lapto, una pantalla plana y un estante lleno de libros que abarcaba toda la pared. Con duda miro a la señora Alexandra— ¿todo esto es para mí?

—¡claro que si! —dice con emoción— mande a remodelarla solo para ti, tiene todo lo que necesitas —me muestra todo y mis ojos se llenan de lágrima, muevo la silla de ruedas hacia ella y la abrazo.

—gracias... —ella corresponde mi abrazo y nos quedamos así por un rato, ambas necesitábamos esto, un abrazo en donde nos apoyabamos una de la otra.

____†____

  Un par de semanas tardé en recuperar la movilidad en mis piernas, la señora Alexandra contrato a un fisioterapeuta para que me ayudara y con varias rutinas de ejercicios que él me impuso logré recuperar la movilidad. Esta nueva vida era muy diferente a la que estaba acostumbrada, no había golpes, no había insultos y mucho menos desprecio hacia mi de parte de la señora Alexandra, solo amor y eso me gustaba. Poco a poco me fui soltando con ella y se convirtió en mi mejor amiga, mi cómplice y mi confidente, era cómico porque conmigo ella era sensible y demostraba sus sentimiento pero con sus compañeros de trabajo ella era fría, dura y exigente, claro, siempre siendo justa y compasiva con ellos ganándose su lealtad y respeto aunque de su escolta de confianza se había ganado su corazón, lo notaba, la forma en la que el señor James la miraba era de admiración y puro amor, se que ella siente lo mismo por él y también se que entre ellos hay algo. El señor James es un buen hombre y me gustaría verlo en una relación con la señora Alexandra, harían bonita pareja, no quiero ser entrometida pero creo que necesitan un pequeño empujón.

—Roxan, querida baja un momento —escucho a la señora Alexandra llamarme desde la planta baja. Apago el televisor y bajo corriendo las escalera.

—si ma-señora Alexandra —me corrijo cuando me doy cuenta que estuve a punto de decirle mama y ella me observa con los ojos llenos de lágrimas.

—ven, sientate —se sienta en el sofá y palmea un espacio a su lado, me siento y ella toma mis manos— como te conté hace dos semanas, trabajo para el gobierno y eso pone en peligro a las personas que quiero por eso he decidido que a partir de mañana empezaras a toma clases de combate y manipulación de armas mientras esperas a que empiece el periodo de clases —me sorprendo y en cierto modo siento miedo, jamas he peleado con alguien y mucho menos he sostenido un arma— es por tu seguridad, para que puedas defenderte en caso de que algún criminal quiera llegar a ti para lastimarme —asiento entre entendiendo su punto y la curiosidad de saber que se siente ser fuerte me invade— no te voy a mentir mi niña, algún día llegara el momento en el que tendrás que halar el gatillo para resguardar tu vida y acabar con la de ellos —trago nerviosa pero ansiosa.

—esta bien —acepto y ella sonríe— quiero ser como tu —al decir eso ella me abraza y es verda, desde que me salvo y me acogió decidí tomarla a ella como mi ejemplo a seguir, mi heroína, una mujer fuerte e imponente.

—no —se separa de mi sin dejar de sonreír— serás mejor.

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Propiedad de Marianny1428
No al plagio, se creativo y escribe tu mundo.
XOXOXO

Chica MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora