Prólogo

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—piedad por favor —ruega con voz ahogada y río por sus tristes intentos de conmoverme— tengo familia.

—¿eso de que me importa? —digo sentándome en una silla frente a él, cruzo mis piernas y coloco el arma en ella— recuerdo que a ti no te importo cuando una niña de quince años embarazada te suplicó que no le hicieras daño y sin embargo tu y tu amigo la violaron e hicieron que perdiera a la criatura.

—fue un error, estábamos drogados y ebrios. No sabía lo que hacia —se excusa.

—no sabían lo que hacían y le dispararon para que no hablara —le recuerdo y cierra los ojos— ese error le costara la vida señor Rogers.

—Dereck y mi hijo no descansará hasta dar conmigo y te matarán si yo muero —dice con odio y sonrió al ver como intenta intimidarme.

—aquí es donde se pinta la raya que nos separa señor Rogers —me levanto de la silla y le apunto con el arma, él comienza a desesperarse mientras ve como quito el seguro— porque a diferencia de usted, yo ya no le tengo miedo a la muerte.

—¡NO! —grita antes de dispararle en la frente y sonrío al ver como su sangre salpicó el suelo a su alrededor.

—¿que hacemos con el cadáver señorita? —pregunta Rogelio tendiendome un pañuelo para limpiar la sangre que salpicó mi rostro. Miro el cuerpo del infeliz y mi rostro expresa una sonrisa sádica cuando a mi mente llega una idea.

Chica MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora