Capítulo 7

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- Ha sido un completo desastre. – Comentaba Lucia mientras íbamos a las cuchas. - ¿Qué no entendías de las ordenes?

- Perdí la cabeza, lo siento, todo me recordaba a los juegos. – Si no fuera porque quiero escapar de aquí, nunca habría dicho algo así. – Ahora olvidemos esto por favor.

Lucia en vez de contestar me lanzó un bufido.

Durante las duchas, me estuvo metiendo prisa en cada momento, mientras repetía la misma frase una y otra vez: << Vivimos bajo tierra, tu quizás pienses que tenemos agua caliente de sobra, pero no es así. >> A veces, me daban ganas de gritarla que yo había vivido en el distrito 5 y que las cosas no son tan bonitas como las pintan.

Por lo menos, había descubierto que tenía tatuado al ave fénix en la espalda, eso daba a entender que en su día vivió en el capitolio, tampoco se la veía muy orgullosa de ello. ¿Al caso estaría esta mujer orgullosa de algo?

- ¿Por qué te lo tatuaste?

- En mi niñez, me explicaron que Panem resurgió de las cenizas como el ave Fénix. Yo les pregunte sobre la historia de Panem y sobre que era el ave Fénix. El ave Fénix me fascino, la historia no me la creí tanto.

>> Durante los años que fui a la escuela, intente convencerme de que todo ocurrió como de verdad me contaban, intente convencerme de que los distritos vivían tan bien como nosotros, intente convencerme de que los juegos del hambre eran necesarios. Pero no pude.

>> En mi adolescencia, me informe gracias a un amigo mío, hijo de un agente de la paz, de que tenían pensado sacar del capitolio a varios jóvenes de mi escuela. Me pregunte por qué, así que investigue. Descubrí que las nuevas generaciones estaban dejando de creerse la historia de Panem. Sabía perfectamente que yo era una de ellas, así que le dije a mi madre que quería tatuarme al ave Fénix en la espalda como metáfora de la resurrección de Panem. Ella acepto y me lo hice.

>> Al de unos días, mi amigo desapareció y recibí una carta suya diciéndome que lo habían mandado al distrito 2 junto otros chicos de nuestra edad. No lo  vi tan  mal, pero fue peor cuando un mes antes de los juegos del hambre recibí una nueva carta.

>> En ella, mi amigo explicaba con todo detalle que la cosecha de este año iba a estar trucada en todos los distritos, que habían estado investigando una manera de hacerlo más emocionante. Le enseñe la carta a mi madre, y ella preocupada la mando por correo, yo no sabía a donde, ahora supongo que fue al distrito 13. Mi madre era una rebelde.

>> Cuando empezaron la cosecha de los juegos, vi como Katniss se presentaba voluntaria, como tu salias elegida, como la pequeña e inofensiva Rue saldría a la arena, como mi amigo se presentaba voluntario junto a Clove. Me imagine que se presentó voluntario como obligación, pero cuando lo vi actuar en la arena no lo tuve tan seguro, hasta el día anterior al de su muerte.

>> Él me mando una indirecta desde la arena. Justo cuando salía en pantalla, escribió en el barro el número 13. Todas las pantallas del capitolio se apagaron, echaron la culpa a un apagón general, pero no pasaba algo así desde los primeros juegos. Yo entendí por qué.

>> Hui al distrito 12 y con un antiguo mapa de Panem, ande entre los bosques y encontré el distrito 13. Ellos no se fiaban de mí, pensaba que era una espía, pero al día siguiente cuando murió Cato, decidieron contármelo todo.

>> Cinna fue elegido por un infiltrado del distrito 13, en el capitolio, a propósito para Katniss. Le dieron directamente la idea de la chica en llamas y los trágicos amantes del distrito 12. El capitolio estuvo investigando en todos los distritos, pero ellos seguían teniendo un infiltrado, y con ayuda del 13, el infiltrado eligió a Katniss y Peeta para salir a los juegos.

>> Al final todos los nombres pertenecían a Prim y Peeta, pero tenían muy claro que Katniss saldría en su lugar. El 13 pensó que Katniss y Peeta vivirían con la nueva norma de los dos vencedores. No se si te he dicho ya quién era el infiltrado, era el propio Seneca Crane, vigilante jefe.

>> Como tú misma has podido comprobar, todo salió mal, porque un tributo lo elegimos mal, un tributo que era más inteligente de lo que pensábamos. Ese tributo eres tú. Te has convertido en un arma. Un arma que personalmente no puedes controlar, solo dejar que te controlen.

- Conclusión. ¿Cuántos años tienes? – Pregunté intentando disimular.

- 18.

- ¿Y tu madre sigue viva?

- No lo sé… Espero que sí, pero el capitolio debió sospechar algo sobre mi repentina desaparición justo después del mensaje. Y eso me preocupa. – Miró al suelo. – Ahora deberíamos irnos.

- Lo siento mucho.

Esta chica no me caía tan mal al final. Tampoco quería sentir lastima por ella. A mí no me gustaría que cayera bien a la gente por mi penosa historia, así que yo no lo haría con ella. Aun que eso sea lo que estuviera haciendo.

Comadreja: La vencedora [Pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora