Capítulo 6

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Katniss reclamaba venganza y me perseguía. Las flechas cortaban el aire y el sonido de las hojas al crujir retumbaba en mis oídos, haciéndome perder la conciencia.

Vislumbré una melena rubia entre los árboles.

Cato.

Este corría hacia nosotras, pero yo ya sabía lo que ocurriría, así que me eché a un lado y le propagué una patada en la rodilla. Él cayó rodando al suelo y me acerqué a él mientras sacaba un cuchillo de la funda.

Me puse encima de él. Intenté clavarle el cuchillo en el corazón, pero algo dentro de mí me impedía hacerlo, no podía matar a alguien así. Al final, deje caer el cuchillo en su corazón, antes de que el pudiera inmutarse de su repentina muerte.

Me levanté con una sonrisa mientras sonaba un cañonazo. Pero antes de que pudiera girarme para encararme a Katniss, una flecha atravesó el cielo hacia mí.

Estaba muerta.

Me desperté de golpe. La habitación estaba oscura y solitaria. No tenía pesadillas desde que fui elegida en la cosecha para ser el tributo femenino de mi distrito. Siempre estaba demasiado asustada o preocupada como para soñar.

No sabía si eso debería alegrarme o preocuparme.

Salí de la cama y busqué el botón de la luz con la mano por la pared. Sabía perfectamente que nunca me acostumbraría a esto, a darle a un mísero botón que entendía la luz al instante.

Me remangué el brazo y lo coloqué en una especie de escáner de la pared. Ayer me dijeron que debía repetir esa acción todos los días por la mañana.

Mire mi brazo al apartarlo del escáner. Había un horario tatuado, lo froté con la mano para comprobar si se quitaba, pero no lo hacía.

Comencé a leer el horario completo.

8:30 Despertar

9:00 Desayuno

9:30 Combate Callejero Simulado

11:00 Duchas

11:30 Libre

13:00 Comida

13:30 Libre

14:00 Defensa Especial

17:00 Reunión

18:30 Libre

21:00 Cena

22:00 Apagar luces

Suspiré al terminar de leer el horario. Me había quedado claro que en este distrito eran bastante estrictos.

Abrí un pequeño cajón y saqué un traje sencillo de mi talla. También eran estrictos con la ropa. Cada día veía menos diferencia entre ellos y el capitolio.

Miré al reloj de la pared. 8:45

Salí de la habitación después de vestirme y ponerme los zapatos. Una chica estaba quieta junto la pared. Tenía el pelo negro en una capa y flequillo por debajo de las cejas.

- Hola. - Le saludé.

- Hola. - Contestó ella mientras giraba la cabeza para mirarme. - Me llamo Lucia y te tengo que vigilar y asegurarme de que cumples tu horario.

- De acuerdo. - Agregué mientras asentía.

Ella comenzó a caminar sin decir nada, mientras yo iba memorizando cada giro y cada calle por la que pasábamos, hasta que frenó delante de una gran puerta. Al entrar, me relajé al ver que solo era el comedor.

Comadreja: La vencedora [Pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora