Ya era la hora de la comida, así que Lucia y yo nos reunimos con Finnick y Damián. Tenía libre hasta las 14:00.
De nuevo, la comida sabía y era espantosa, pero yo no podía dejar de pensar en la historia que me había contado Lucia. Empezaba a replantearme si escapar o no. Agité la cabeza para borrar la idea. Debía escapar. Debía volver con mi familia.
Levante la vista del plato cuando terminé. Damián me miraba.
- ¿Algún problema, Finch? – Preguntó este mientras fruncía el ceño.
- No… Ninguno. – Si lo había, pero había decidido no contar nada, así que pensé en otro tema del que hablar. – Bueno… ¿Cómo llegasteis aquí?
- A nadie le importa. –Respondió Lucia.
- Más o menos ya lo sabes, no voy a decir más. – Añadió Damián.
Esperé la respuesta de Finnick, pero no contestaba.
- Valla… que amigos más misteriosos que tengo. – Dije riendo.
- No somos tus amigos. – Contestaron Lucia y Damián a la vez.
- Yo llegué aquí por lo mismo que todos. – Empezó a contar Finnick. – Porque no estaba de acuerdo con los juegos del hambre. Por culpa del capitolio la persona que más quería no volvió a ser la misma.
- ¿Y ahora? ¿Está muerta? – Pregunté sin pensarlo.
- ¡Que insensible por favor! – Gritó Damián horrorizado.
- Tú te callas que no eres mi amigo. – Le contesté mientras se enfurruñaba. – Sigue Finnick.
- Bueno… No está muerta… Solo un poco trastornada. Los juegos la dejaron destrozada. – Siguió contando. – Ahora mismo está en el hospital ayudando a la madre y la hermana de Katniss con los heridos.
El tenedor se me callo encima del plato. ¿La familia de Katniss estaba viva? Necesitaba ir a verlas, necesitaba hablar con ellas.
Me levanté de golpe de la mesa mientras miraba a todos los lados del comedor frenéticamente. Miré una de las puertas indecisa. Solo llevaba un día aquí, todavía no sabía donde estaba cada lugar colocado, pero valía la pena arriesgarse.
Eche a correr hacía la puerta.
- Finch. ¡Finch! – Gritaban los tres desde la mesa.
- Ahora mismo vuelvo, necesito hacer una cosa. – Les grité desde la puerta.
Vi por el rabillo del ojo como Lucia comenzaba a levantarse frenéticamente, así que salí corriendo lo más rápido que pude.
Subía las escaleras lo más rápido que podía mientras iba apartando a la gente. Para ser un distrito que supuestamente estaba muerto, había muchísimas personas. Aunque esto siempre venía bien, Lucia intentaba correr más rápido para alcanzarme, pero las personas la frenaban y la mantenían cada vez más alejada. Yo era más ágil y pequeña, cabría por cualquier lado.
- ¿Sabe dónde está el hospital? – Le pregunté a una muchacha que pasaba por ahí.
- Si, sigue subiendo por aquí, en los dos pisos siguientes, la gran puerta de la derecha es el hospital. – Contestó esta.
- Gracias. – Grité mientras corría.
Pude ver como Lucia se enfadaba con la chica por habérselo dicho, esta pedía disculpas casi al borde de las lágrimas. Lucia estaba hecha una furia.
Llegué al piso y entre por la puerta. No sabía cómo era el aspecto exacto de la madre, y a la hermana no la recuerdo bien. Así que, me acerqué a un enfermero para preguntarle.
- Hola, perdone ¿Sabe dónde están la señora Everdeen y Primrose Everdeen?
- Sí. – Dijo el mientras miraba su libreta. – Habitación 086, por este pasillo girando a la izquierda.
- Muchas gracias.
- ¿A dónde te crees que vas? Señorita. – Dijo una voz irritante a mi espalda.
- Hola Effie, ¿Qué tal? No nos conocemos, podríamos hablar más tarde. – Contesté sin pensar y salí corriendo.
Llegué a la habitación y abrí la puerta de golpe. Una mujer y una niña, rubias de ojos azules, atendían a una mujer tendida en la cama. Tenía el pelo blanco con reflejos plateados y los ojos cerrados. La reconocí al instante.
Vibia, mi estilista en los juegos.
Me abalancé sobre ella para abrazarla, me sentía mal por no haberme acordado de ella. Tenía tubos que la ayudaban a respirar y a la circulación de la sangre. Me giré hacia la señora Everdeen.
- ¿Qué le ha pasado?
- En la huida cuando se rompió la cuerda, por suerte para ella, estaba casi en el suelo, pero se rompió varias costillas y respira con dificultad. – Miró al suelo. – Effie estaba ya en el suelo y se salvó. Todos los demás están muertos.
- ¿Cinna y Portia? ¿Están muertos? – Vi a Prim asentir.
Miré al suelo y me senté en la cama en la que estaba tumbada Vibia. Me abracé las piernas intentando no llorar, la gente no dejaba de morir. Lucia entró por la puerta.
- ¡Finch! No tenías que ver esto. – Dijo esta.
- ¡Teníais pensado ocultármelo para siempre! ¿Si moría también? ¿Os pensáis que soy estúpida o algo? – Le grité. – Te recuerdo que gané los juegos por mi inteligencia y que por eso esto aquí. Te recuerdo que mate a Katniss Everdeen, a Peeta Mellark y a tu estúpido amigo.
Prim ahogó un grito y la miré de golpe. La niña había empezado a llorar al escuchar esas palabras, eso me hizo sentir mal. La madre se acercó a ella para consolarla. Miré a Lucia pidiéndole ayuda, pero esta solo me miraba con los ojos negros llenos de rabia.
La televisión de la habitación se encendió de golpe, con una retrasmisión del capitolio, lo supe antes de mirar por el himno. Snow salió en pantalla.
- Queridos distritos de Panem. Los últimos días han sido inesperados y han logrado sorprendernos a todos, pero no debéis preocuparos en absoluto. El distrito 13, está rodeado y podría ser atacado en cualquier momento. Quizás ellos mismos estén viendo esto, pero eso no importa, lo importante sois vosotros. Y algo más, los distritos 11 y 12 han sido destruidos. – Varias imágenes de estos bombardeados salieron en pantalla. Snow silbó la canción de rue y río un poco. Se estaba mofando de nosotros. – Felices juegos del hambre y que la suerte este siempre de vuestra parte.
La pantalla se quedó en negro y todo a mí alrededor comenzó a moverse con grandes temblores.
Nos estaban atacando.
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Comadreja: La vencedora [Pausado]
FanfictionEn los 74º juegos del hambre Finch, la comadreja, fue la tributo femenina elegida en la cosecha para representar a su distrito. Después de estar durante todos los juegos escondiéndose y usando únicamente la inteligencia y su don de usurpadora, deci...