Seis.

680 48 18
                                    

Estaba caminando para ir a mi colegio, tenía audífonos puestos y la música que salía de estos estaba cumpliendo la función de atenuar los ruidos de la calle para así dejarme sola con el ruido de mis pensamientos, que por ahora eran lo suficientemente fuertes como para mantenerme entretenida.

Como de costumbre me encontraba analizando cada detalle de todo lo que pasaba en mi vida, y de lo que ya había pasado también, por ejemplo, mi última relación amorosa. Esta había terminado de forma horrible, dejándome cicatrices imborrables, mi ex novio se había encargado de destruir la poca autoestima que tenía con apenas catorce años de edad, maltratándome psicológicamente durante un año entero.

Trataba de que ese episodio no viniera a mi memoria con frecuencia, pero habían muchas situaciones que hacían que así fuera, sobretodo las que le propinaban un golpe bajo a mi ego.

No había tomado muy bien que Manuel me dejara de hablar repentinamente, hacia dos semanas que no sabía nada de él y mis ánimos no fueron los mejores en todo este tiempo. Aunque, traté de ocultarlo y no hablar de ello en ningún momento, como para fingir que no me afectaba.

El gigante árbol que divisaba a la distancia me indicó que estaba apunto de llegar a la escuela, apuré el paso y cerca de la entrada me encontré a algunos compañeros, al saludarlos me distraje de mi hilo de pensamientos, lo cual solía pasar cada vez que me rodeaba de otras personas, y era lo que necesitaba en este momento.


Mi día estaba transcurriendo con normalidad, digamos que no me va nada mal en el colegio y al ser este mi último año, me encontraba mucho más relajada. Solo dejaba pasar los días, tratando de disfrutar al máximo estos momentos que no se repetirán más, aunque la verdad, su fin no me causaba temor, porque me calmaba el saber que luego podría dedicarme al cien por ciento a mi pasión que es la fotografía.

En medio de la clase de física vibró mi teléfono, revisé rápidamente mis notificaciones, tratando de que el profesor no se diera cuenta de ello, y vi que tenía un nuevo mensaje en mi WhatsApp.

Manuel Hola Alba, disculpame por no escr...

El mensaje fue cortado en la pantalla. A pesar de que sí me emocionaba tener noticias de él, no le iba a responder de inmediato, así que dejé pasar el rato y traté de enfocarme en lo que decía el profesor, lo cual fue bastante difícil.


La clase de física fue la última del día, entonces, después de que finalizara me dirigí a mi casa dispuesta a responder el mensaje de Manuel apenas llegara, e inconscientemente, mi paso fue más acelerado que de costumbre.

Hola Alba, disculpame por no escribirte estos días
Cómo andas? te puedo llamar?

Era injusto que siguiera sintiendo que mi estómago da un vuelco cada vez que leo un mensaje suyo, era injusto que me dejara de escribir así como así y que me confundiera todo el tiempo. Pero, aún sabiendo esto, mi respuesta iba a ser que obviamente me podía llamar, porque a pesar de todo en el fondo de mi corazón seguía creyendo que cosas lindas podrían pasar si me enamoraba.

A los minutos el sonido de una de mis canciones favoritas me indicó que tenía una llamada entrante de Manuel.

— Alba —dijo apenas atendí.

Como me gustaba que pronunciara mi nombre, por alguna razón sonaba mil veces mejor cuando él lo decía, Alba.

Ok, te calmás

— Perdoname por no responderte, en serio.

— No importa. —eso dije, aunque en realidad no era lo que pensaba.

Él suspiró con alivio y continuó, dispuesto a desviar el rumbo de la conversación. El tiempo pasó volando con esa llamada, hablamos de tantos temas que ya ni me recuerdo con exactitud de todos ellos, es que resultaba tan fácil perderse al hablar con él. Era de esas típicas charlas en las que empezabas contando contando una anécdota cualquiera y terminabas hablando de temas bastante profundos e incluso filosóficos, de esas que querrías mantener por horas porque parece que nunca se agotaran las ideas que quieres compartir con esa persona, con Manuel muchas veces era así, por eso me tenía tan enganchada.

No quise tocar el tema del porqué de su repentino alejamiento, no quería presionarlo a hablar de algo que tal vez le incomodara, quien sabe que le habría pasado a él para que fuera así.
Además, a diferencia de mí, Manucho no era de esas personas que apenas agarraban confianza con otras les contaban muchas cosas sobre su vida, de hecho, creo que él sabía mucho más de mi vida que yo de la de él.

— Te iba a proponer algo. —su tono de voz sonaba diferente, tal vez estaba nervioso.

— Contame.

— Te iba a invitar a tomar un helado.

Me quedé en silencio por un segundo y él agregó: — Igual si no querés está todo bien n-

— No, en realidad sí quiero, —lo interrumpí. — ¿esto es una cita?

Esta vez quería ser más directa para no confundirme de nuevo, lo que menos quería era ilusionarme para nada, como siempre terminaba haciendo.

— S-si, eh-h —tartamudeó, y como de costumbre morí de la ternura. — si a vos te parece.

— Me parece perfecto.

Esperaba con todas mis ansias que todo saliera bien esta vez, de verdad me sentía muy conectada con Manuel, ¿será que él sentía lo mismo?



(N/a)

Quería agradecerle a esas personitas que siempre están ahí apoyando la historia ❤️

Espero que les esté gustando.

why ; replikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora