Cuatro.

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Y es así como después de compartir nuestros números de teléfono Manuel y yo terminamos hablando y planificando una sesión de fotos en su casa, no me pregunten cómo pasó, simplemente fue así, la conversación con él era muy fluida en realidad, ¿vieron esa sensación de que conocen a alguien desde hace una banda de tiempo? bueno, así me pasó en este caso.

Al final si tenía mucho de que agradecerle a mi hermana ya que ese mensaje de verdad que había funcionado, por eso la quería un montón a Valeria, ella siempre estaba ahí para mí, es un pilar fundamental en mi vida, pero no se llevaba nada bien con nuestra madre y por eso no vivía en casa, sino que estaba con su novio en otra ciudad, por lo que no la veía muy seguido.

Entonces, en mi intento de tratar de aprovecharla lo más posible, le pedí que me ayudara a buscar algo que ponerme para hoy, que era el sábado en el que me iba a encontrar con el mismísimo Manuel Vainstein. Ya la mitad de mi armario estaba sobre mi cama, encontrar algo que me hiciera ver lo suficientemente presentable para hoy estaba siendo más complicado de lo que esperaba.

- Vale, no me voy a poner una pollera para ir a hacer fotos. -dije mirando la prenda corta que me estaba mostrando.

- Bueno, entonces... -sacó un pantalón bastante ajustado y una polera bastante corta, se notaba su intención. -¿qué te parece esto?

- ¿Vos me estás jodiendo? Es invierno, salame. -resoplé y me tiré a la cama.

Ya me estaba desesperando, no podía creer que me costara tanto encontrar algo que ponerme para hoy, tampoco es como que fuera una cita.

- Lo siento por hablarte así, es que ya me estoy estresando.

- Da igual, ¿qué decís de esto? -mi hermana me mostró un pantalón de mezclilla junto con una remera estampada y un chaleco.

Y al final eso es lo que decidí ponerme, me representaba bastante esa ropa y como siempre he sido de las que cree que tu estilo al vestir dice mucho de ti, entonces me parecía perfecto. Terminé de arreglarme, y cuando estaba en el auto de mi hermana, la cual me llevaría hasta la casa de Manuel, sentí nervios, que se reflejaban principalmente en mi estómago.

- Mucha suerte, nena. -me guiñó un ojo.

Yo me bajé del auto y al instante quedé sorprendida por lo hermosa que era la casa del rapero, paredes de color rojo y hojas verdes colgando del techo, además de ventanas con aspecto antiguo, se veía más bien adorable y acogedora. En unos segundos la puerta se abrió mostrándome un Manuel sonriente que me saludaba con la mano, no pude evitar sonreírle también.

Al entrar me presentó a su madre, la cual fue muy amable conmigo, y después de un rato apareció la que él me dijo que era su hermana, Ania.

- Tenés buen gusto, Manucho. -alcancé a escuhar que le susurró al muchacho.

Él la miro con molestia, pero no pudo ocultar la rojez de sus mejillas, de verdad que es una ternurita este pibe.

- Bueno, ¿empezamos con las fotos? -dije y señalé el jardín. Él asintió y los dos salimos.

Y así pasó un buen tiempo, entre foto y foto bromeábamos todo el rato, algo que me parecía muy gracioso es que Manuel podía estar sonriendo pero al momento de tomar la foto cambiaba su cara risueña a una extremadamente seria. En fin, toda la sesión había estado increíble, de por sí trabajar con alguien que admiro es maravilloso pero que fuera específicamente con él me emocionaba aún más.

Ya habíamos concluido, por lo que entramos un rato a la casa y nos sentamos en el sillón.

- ¿Querés que te haga un té o un café? -dijo señalando mi polera que ponía "no sin mi café", lo cual me causó gracia.

- Un café estaría perfecto. -sonreí y él imitó mi gesto.

Eran esos pequeños detalles los que me hacían sentir mariposas en el estómago, conectar miradas, una sonrisa y pum ya me tenía en un estado de ensoñación en el que me veía con él en una casa grande en el campo y con tres hijos, soy muy exagerada, lo sé, pero cuando me empezaba a gustar una persona solía ponerme así.

La figura de Manuel a mi lado me hizo volver a la realidad, me entregó mi café y seguimos hablando por un largo rato, no me había percatado del tiempo hasta que revisé la hora en mi teléfono y ya era bastante más tarde de lo que esperaba.

- Ché, Manu, ya me tengo que ir.

- ¿En serio? -su cara pasó de estar sonriente a más bien triste. Dios, como me podía este hombre. -, esperá, ¿te puedo preguntar algo?

- Y sí, obvio.

- ¿Te pinta... -se rascó la cabeza y miró hacia otro lado. - no sé, eh, venir un día a ver una película? sabes, los dos.

Vaya, eso si que no lo esperaba, este pibe era muy tímido y se notaba a leguas de distancia que estaba re incómodo al momento de preguntar esto.

- Me re pinta.

Los dos reímos y continuamos nuestra charla hasta quedar de acuerdo en reunirnos la semana siguiente. Me llegó el mensaje de mi hermana avisándome que ya estaba cerca de llegar para recogerme, era el momento de despedirme.

- Muchas gracias por las fotos, Alba.

- No es nada, Manu -puse una mano en su hombro. -más bien gracias a vos por dejarme hacerlas.

- Sos una genia. -soltó y empecé a sentir un calor subiendo por mis mejillas, cosa que no pasaba muy seguido. - Entonces nos estamos viendo.

Hizo el amago de acercarse a darme un beso en la mejilla y yo aproveché para adelantarme y plantarle un beso en la comisura de los labios, él quedó un poco aturdido y sonrojado, lo que hice luego fue sonreírle y correr hacia el auto de mi hermana. Fue en ese momento que me di cuenta de que me estaba gustando realmente.

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