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capítulo cuatro Olvidas que puedo escuchar tus pensamientos.
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❝ Ten cuidado con lo que piensas. ❞
ೃ⁀➷❑┊ percy jackson.
Si había algo de lo estaba seguro, era que Samantha era una chica impredecible.
Nunca sabías si te iba a sonreír o te iba a mirar con desconfianza, si te iba a patear o te iba a abrazar, si planeaba matarte o si prefería mantenerte con vida mientras seas útil según lo que ella piense.
Por eso, cuando la vi correr por todo el tercer piso de la casa grande, hasta llegar al segundo y desaparecer por una puerta de madera de roble, al parecer, no me sorprendí.
Pero lo que si me sorprendió fue ver a Quirón persiguiéndola, gritando todos sus nombres para tratar de detenerla.
Pero ella no lo hizo.
Subimos al segundo piso, asomándonos por la puerta por la que desaparecieron Samantha y Quirón, y pasados unos minutos rebosantes de un silencio atravesante, Quirón volvió a aparecer arrastrando las patas y mirando hacia el suelo. Le dejamos el camino libre, y él, con su cola, tomó el pomo de la puerta de la biblioteca y la cerró de un portazo que resonó por el techo.
—¿Quirón? —preguntó Jess—. ¿Qué sucede?
El centauro se volteó hacia ella y le sonrió con cansancio—: Hey, Jess. Chicos.
Después de tener una charla algo incómoda, y donde me pusieron de punto, con Jessica, Annabeth y Quirón hablando de mi como si yo no estuviera, Jess fue mandada a buscar a Samantha.