Capítulo 35

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Narra Paulo

- Amor - grité desde la planta de abajo - tenemos que irnos ya, dale - volví a hablar sin obtener respuesta por su parte - Mauro - nada

Puteandolo en todos los idiomas posibles, subí la escalera encaminándome hacía nuestra pieza, abrí la puerta encontrándome al morocho acostado, tapado hasta el cuello y con sus ojitos cerrados

- Ya se que estas despierto, así que levántate dale - dije, pero silenció otra vez

Me acerqué a él, destapandolo de un tirón, y cuando quise correrme, sentí mis manos siendo prisioneras de las suyas, y como con un rápido movimiento me acostó a su lado, dejando mis piernas sobre las suyas. Me sorprendí ante ese acto, no esperaba que esa fuera su reacción, me esperaba gritos por destaparlo mientras me corría por toda la casa, hasta terminar haciéndome cosquillas o alguna maldad de esas, pero eso seguro que no

- ¿Por qué no me despertas como lo hacías antes? - preguntó con falsa tristeza en su voz - ahora es todo con gritos y más gritos, no te das cuenta que necesito amor - volvió a decir con un puchero adornando sus labios

Sonreí tiernamente ante sus palabras, para después unir mi boca a la suya en un lento y suave beso, mis manos jugaban en su cabello mientras las suyas iban y venían por mis piernas

- ¿Alguna vez te dije que amo tus besos? - preguntó cuando nos separamos en busca de aire

- Hace mucho no me lo decías - dije haciéndome el ofendido

- Estoy enamorado de tus besos, de su carita, de tu tonada, de tus ojitos, de tus labios, de tu cuerpo, de tu personalidad, estoy enamorado de vos, completamente enamorado, en cuerpo y alma, te amo como a nadie - dijó

Sonreí volviendo a besarlo, ahora un poco más fuerte y duro, mis manos tiraban de su pelo, cuando las suyas presionaron mi trasero fuertemente.

- Mau, nos tenemos que ir - dije entre jadeos

- Si, si ya nos vamos - soltó mientras repartía besos por mi cuello, y deslizaba mi remera fuera de mi cuerpo.

Y como no me podía negar a él, deje que me besara como solo él sabía hacerlo, sus sabios viajaban desde mi boca hasta mi abdomen, dejando pequeñas moridas a su paso.

Los jadeos se escapaban con más intensidad cuando sus labios llegaban más abajo. Con un rápido movimiento nos gire en la cama, sentándome sobre su regazo, empecé un lento movimiento sobre su pene, mientras nuestras manos se entrelazaban a cada lado de su cabeza.

La fricción de su miembro cubierto solo por la fina tela de bóxer, me hacía desear cada vez un poco más el momento de tenerlo dentro mío. Sus manos viajaron a mi pantalón bajan dolo rápidamente, junto con el bóxer negro que cubría mi miembro.

Solté un gemido cuando su mano se enredó en mi pene, comenzando con un lento sube y baja, que me estaba derritiendo por dentro.

- Mau - gemí en modo de advertencia

Me bajé de su regazo, comenzando a repartir besos por su cuello y abdomen hasta llegar a su miembro el cual todavía estaba cubierto, deje un suave beso sobre este, para después bajar la tela, tirándola a cualquier parte de la habitación.

Su pene impactó contra su abdomen bajo, lo tomé con mi mano derecha sintiéndolo palpitar bajo mi tacto, dejé un pequeño beso sobre la punta, Mau soltó un gemido, que segundos después se multiplicaron cuando su miembro se perdió en mi cavidad bucal, subiendo y bajando rápidamente sobre este.

Su mano tomó mi pelo duramente, haciendo que la habitación se ponga cada vez más caliente. Su mano guiaba mis movimientos, y cuando lo sentí tensarse bajó mío, solté su pene, para después volver a sentarme sobre su regazo, introduciendo a su miembro en mi interior, lentamente.

Gemí alto cuando lo tuve todo dentro, esperé unos minutos para empezar a saltar sobre su regazo, sus manos tomaron fuertemente mi cintura acompañando mis movimiento, su cadera se elevaba cada vez que mi trasero iba hacía abajo, logrando tocar con la punta ese punto que me volvía completamente loco.

- Mau - jadee cuando me dejó sentado sobre su regazo, haciendo presión hacía arriba con su pene

Las fuertes vibraciones llegaron a mi cuerpo, un fuerte nudo se creó en mi abdomen bajó, y segundos después los calientes chorros de semen salieron disparados de mi pene cayendo sobre mi abdomen y el del morocho.

Pocas embestidas después, llegó el turno de Mau de correrse, aún en mi interior, me dejé caer sobre él, abrazándome a su pecho, mientras sus manos acariciaban mi espalda tiernamente.

- Yo también estoy completamente enamorado de vos mi amor - dije sobre su cuello - de tu boquita, de tus besos, de las caricias, de tu amor, de nuestro amor, te amo, te amo como a nadie

Mau unió sus labios a los míos en un lento beso, para después levantarse, conmigo todavía en su regazo, y llevarnos hacía el baño.

- Nos tenemos que bañar Paulo, estamos llegando tarde a ver a los chicos - dijó con voz de indignación - todo por tu culpa

Mi boca se abrió con indignación, mientras dejaba un pequeño golpe en su espalda

- Idiota fue tu - y antes de poder terminar la frase, volvió a besarme de forma lenta y suave

- Te amo calentón - dijó entre risas mientras nos introducía bajo la ducha artificial

- Te amo idiota - solté abrazándome a él

Después de tantos años, el amor que ambos sentíamos estaba ahí, con más fuerza que núnca y si de algo estaba seguro, era que nunca se iba a acabar

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