Capítulo 2

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—¿Crees que me sigue queriendo?... —me preguntó, y tuve que contenerme para no virar los ojos. Era más que obvio que no, y él tampoco lo quería, pero si se lo decía, o me mandaba a la mierda o fingía no haberme escuchado.

Era como si todo lo que le dijera a Daniel le entrara por un oído y le saliera por el otro.

—Si, ¿No viste como te mira? —respondí sin siquiera mirarlo, dejando que siguiera parloteando acerca del tema mientras yo garabateaba en mi cuaderno de apuntes.

Estaba considerando seriamente dejar de hablarle a Daniel, y en realidad yo siquiera lo buscaba, el venía solito a contarme sus problemas, que variaban desde que no sabía que ponerse a que se veía gordo o que Valentín no le prestaba atención.

Hablando de Valentín, ya era normal que el se nos uniera en las tardes de plaza con Mauro y Mati a fumar y charlar. Eran los únicos momentos en los que lo veía feliz y sonriendo de manera sincera. Lit no tardó en hacerse su amigo, y Mati ya lo era de antes.

Yo, bueno... Tal vez compartimos algunos besos. Uno fue incluso frente a Matías y Mauro, quienes tampoco le dieron mucha importancia.

—¿Me estas escuchando, Mateo? —preguntó molesto Ribba a mi lado.

—La verdad nunca te escucho. —respondí de manera automática.

Seguí garabateando, pero al notar el silencio, giré mi vista hacía Dani, quien tenía los ojos aguados.

—¿Ahora que te pasa? —pregunté, completamente hastiado.

—¿Cómo que qué me pasa? Literalmente te estoy contando un problema enorme que tengo y vos no me prestas atención. —lloriqueó, y me tuve que contener para no virar los ojos, simplemente mirándolo en silencio— Te volviste un amigo de mierda, Mateo. —me recriminó.

—Bueeeh, habló el mejor amigo del mundo. —dramaticé.

—¿Q-que decís? —preguntó, aparentemente confundido.

—Dale, deja el show, boludo —respondí, explotando finalmente—. Ni amigos somos. Vos solo venís y empezas a contarme tus problemas, que son puras boludeces y siempre los mismos porque no haces nada para arreglarlos —dije, volviendo mi atención a los garabatos en mi cuaderno—. Si fuéramos amigos posta, me preguntarías como estoy y te preocuparías por mí, pero no lo haces, y tampoco espero que lo hagas —expliqué, encogiéndome de hombros—. Desde antes que me vaya del colegio te volviste así —seguí garabateando—. Empezaste simplemente cancelándome salidas y después ya te olvidaste de mi existencia —reí—. Encima seguís con Valentín sabiendo que te re gorrea. —finalicé, mirándolo a los ojos.

Se rio.

—Eso es entonces lo que pasa —enarqué una ceja, escuchándolo hablar—. Te sigue gustando Valentín y queres que rompa con él para que se quede con vos —dijo, como si hubiera descubierto todo un plan secreto en su contra— ¿Pero sabes qué? No va a pasar.

Perdónenlo, el pobrecito se cayó de la cuna de pequeño.

—Mmh, si, si... —respondí bajito, volviendo la vista al cuaderno e ignorando su palabrerío mientras hablaba.

—Los dos nos amamos, y ni vos ni nadie nos va a separar. Además, vos nunca le gustarías a alguien como él. —espetó, con aires de grandeza, mientras se levantaba de la silla a mi lado, para irse.

—Los besos que me da no piensan lo mismo... —susurré bajito.

—¿Qué dijiste? —preguntó con molestia, por suerte no había entendido lo que dije, aunque me habría dado igual si lo hubiera escuchado.

You should see me in a crown [TrueWos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora