Acuario

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Kanon

- Oye, ¿quieres que nos vayamos? - le preguntó al escorpiano. Con una cara de pocos amigos que no recordaba haberle visto jamás, éste sólo se dedicaba a beber junto a Deathmask.

- Vaya, bicho - bufó el italiano sonriente. - ¡Nunca creí que resistieras tanto!

- Más de lo que tú crees.. - ignoró sus palabras.

- Milo - repitió entonces. - Ya vámonos, te acompañaré a tu casa.

- Estoy bien, Kanon - le respondió. - Tú quédate, yo me voy.

- Ni lo pienses. Te acompañaré.

A decir verdad el griego parecía estar en todos sus sentidos y en completas facultades, pero aquella excusa resultaba perfecta para irse de allí con él. Toda la noche había pensado en la posibilidad de que eso pasara y ahora que la tenía enfrente no estaba en sus planes desaprovecharla. Llegaron a Escorpio prácticamente en silencio, pues su guardián se cargaba un mal humor de mil demonios. Más cuando se dispuso a acompañarlo hasta la que sería su habitación, éste continuó camino hacia Sagitario.

- ¿A dónde vas, Milo? - preguntó aterrorizado pues sabía la respuesta.

- Voy a hablar con Camus.

- ¿Estás loco? ¿Has visto la hora?

- Está despierto.

- ¿Y cómo lo sabes? - le habló casi en súplica. Esta no era la idea que había tenido al irse de aquel bar.

- Sólo lo sé - le respondió escuetamente.

Llegaron al templo de Acuario y aunque se encontraban en pleno verano, víctimas de un calor agobiante, el frío de aquella casa consiguió ponerle los pelos de punta. La onceava casa estaba a oscuras y no se veía absolutamente nada.

- ¡Milo, está durmiendo! - susurró.

- Claro que no - amagó con subir las escaleras que llevaban al segundo piso. - Tú quédate aquí y si ves que no bajo pues.. Vete por favor.

Estupefacto, quedó plantado en el primer escalón. Se sentía un idiota por estar allí pero no podía irse, no le salía. Milo había desaparecido en la oscuridad del ascenso y el se estaba muriendo de celos pero ¡rayos! ¡No podía hacer nada! Sólo le quedaba esperar y rogar porque el francés no diera el brazo a torcer.

Camus

- ¿No quedó claro que no quería verte, Milo? - preguntó asombrado con su descaro.

- Quería disculparme, Camus. Ayer yo..

- Disculpas aceptadas - lo interrumpió. - Vete por favor.

- Pero, ¿por qué? ¿Por qué tiene que ser así? - preguntó el griego en súplica. - Aún podemos llevarnos bien..

- ¿Es una broma?

- No, no lo es - le respondió al instante con vehemencia. A Milo poco le duraba la calma y la paciencia, el día anterior éste bien se había encargado de recordarselo. - ¡Yo espero más de ti, Camus!

- ¿Más? - repitió estupefacto. - ¿En serio más, Milo? ¿No te parece que es suficiente el haberme llevado la peor parte?

- ¿Tú, la peor parte? ¿Pero de qué diablos estás hablando?

- Realmente no puedo entender tu cinismo.. - murmuró decepcionado. Era realmente difícil para él comprender que su novio y el hombre que tenía enfrente fueran la misma persona. - Escúchame bien porque sólo lo diré una vez - le advirtió. - Yo no puedo darte la relación que estás buscando tener conmigo, entiéndelo de una vez, por favor. Yo no soy capaz de..

Resurgir (MiloxCamus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora