-Capítulo Once-

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Al final, la noche en la que se suponía iban a hablar no lo habían hecho. Jong Dae se había quedado dormido apoyado en su hombro, abrazándolo como un oso, y Min Seok no había tenido el corazón para despertarlo. Y luego de eso, los pocos días que siguieron –unos cuatro para ser exactos– estuvieron tan ocupados que no hubo ocasión para retomar el tema. Min Seok sentía que un shifter elefante había pasado sobre él. Se sentía tan agotado, más mental que físicamente, que lo único que quería hacer era dormir los próximos 100 años.

Min Seok extrañaba malditamente mal a Jong Dae –no a Jong Dae su mejor amigo, sino a Jong Dae su pareja. En esos cuatro días, solo habían estado actuando como los amigos que eran y trabajando en equipo. No habían tenido tiempo para nada más. Entre cumplir con sus deberes y averiguar qué demonios estaba pasando, no habían tenido un espacio para explorar su relación de ninguna manera. Y al llegar a casa, solo se habían dicho buenas noches y se habían ido cada uno a su cuarto a dormir. Min Seok estaba harto de ello. Sentía algo quemando en su pecho, seguro por la falta de contacto con su pareja. Al ser compañeros recientes, la conexión continua era más que necesaria, cosa que ellos no estaban cumpliendo.

Pero justo hoy, después de la preocupación notoria de Yi Xing, Jun Myeon les dijo que se tomaran el día libre. Y Min Seok estaba entusiasmado... había estado entusiasmado hasta que se dio cuenta que Jong Dae no estaba en la casa. Y Min Seok sintió una amargura, una desilusión que no podía entender. Sabía que Jong Dae se había volcado de lleno a investigar lo que estaba pasando cada vez que tenía un tiempo libre del trabajo. Min Seok debió suponer que ese día no iba a ser la excepción.

Debería sentirse feliz de que Jong Dae estuviera tan preocupado por ambos como para intentar buscar con todas sus fuerzas una respuesta. Pero Min Seok en ese momento solo se sentía mal y quería ir corriendo a buscar a Jong Dae y gritarle que dejara de buscar con tanta insistencia, que se quedara solo un rato a su lado como su pareja... Y querer eso lo hacía sentirse aún peor. ¿Qué derecho tenía él a pedirle o exigirle? Eran pareja, si, pero que fue inesperada, no acordada por ninguno de los dos, y por eso él no tenía ni voz ni voto en lo que Jong Dae quería hacer, no tenía el derecho para nada. Y encima, ¿pedirle que dejara de buscar tan desesperadamente una respuesta? Estúpido, pedir eso era estúpido y hasta podía llegar a ser suicida. Necesitaban saber qué estaba pasando, descubrirlo pronto, poner todo el esfuerzo en ello... justo como Jong Dae estaba haciendo.

Min Seok sabía que debería estar haciendo lo mismo, pero no podía encontrar las fuerzas para ello. Solo quería quedarse en su cama, tapado hasta la cabeza, y no salir de ahí en lo que restaba del día. Dios... se sentía tan patético... Y su pecho hervía como si tuviera una hoguera encendida dentro. Al principio la quemazón era leve, pero ahora dolía, realmente dolía. ¿Qué estaba pasándole?

"Llámalo"— repitió Snowflakes por décima vez en el día.

"No, no voy a hacerlo".

"Min Seok..."

"No".

"Min Seok, los necesitamos, llama a Jong Dae".

"No... él está haciendo cosas importantes... mientras yo estoy aquí... haciendo nada... que inútil..."

"Estamos ardiendo, Min Seok. Somos hielo, no deberíamos estar ardiendo de esta manera".

"No..."

"No fuerces mi mano, Min Seok".

"Yo...".

"¡Se acabó!"

Snowflakes no tuvo que luchar demasiado para pasar al frente, cambiando a su forma en cuestión de segundos. Gruñendo por la quemazón, Snowflakes salió por una de las ventanas, rastreando el olor de Jong Dae y dándole búsqueda. Estar ardiendo así no era normal, su pecho parecía tener fuego dentro, robándole el aire de sus pulmones mientras corría.

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2020 ⏰

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