27.- Ropa prestada

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 2835.


27.- Ropa prestada

Jagged entró al hotel rodeado de equipaje, el vuelo había sido tranquilo, pero se sentía agotado. El botones se apresuró a acomodar todo el equipaje y empujó el carrito cargado hasta arriba hacia el ascensor con profesionalidad. Fang rugió complacido por el suave movimiento de la cabina sin separarse de los pies de su amo, asegurándose de mantener los de Penny rodeados con su cola y así tener a la gente a la que quería cerca.

—Penny, añade una cosa a la lista —murmuró con el tintineo de las puertas al abrirse haciéndole coro—. Unos pantalones con lentejuelas, que recuerden a París, que sean espectaculares.

—De acuerdo. —Penny lo apuntó con cierta dificultad en el punto cuarenta y cinco de su lista—. ¿Algo de comer?

El rockero meneó la mano mientras avanzaban por el pasillo descartando la idea.

—Es casi medianoche, Penny, sólo quiero descansar un poco.

El botones les abrió la puerta de la suite y empujó el carrito cargado de equipaje hacia el interior. Penny le dio algunas monedas como propina mientras Jagged le quitaba la correa a Fang.

—¿Estás de malhumor? —preguntó sabiendo que estaban al fin solos.

Jagged se movió hasta el sofá que había encargado que tuvieran en la suite para él y se dejó caer ceñudo.

—Vale, estás de malhumor —afirmó acercándosele—. ¿Qué te pasa?

—Penny, ¿crees que soy un insensible?

—¿Por qué dices eso? —inquirió. Jagged rodeó su cintura con los brazos y dejó reposar la frente contra su estómago, lo dedos de Penny se enredaron en su cabello—. Eres... como un niño grande, pero no insensible, ¿de dónde has sacado esa idea?

—No lo sé, creo que lo estoy haciendo todo mal.

—No seas tan duro contigo mismo.

Un suave carraspeo alertó a Penny de que había alguien más allí.

—Lo siento, la puerta estaba abierta.

Penny trató de dar un paso atrás, pero las manos de Jagged, enredadas en su cintura, no se lo permitieron.

—Yo ya me iba, tengo trabajo que hacer —pronunció logrando que el hombre la soltase.

—Penny, ¿te importa llevar a Fang a dar un paseo?

La mujer tomó la correa de la mascota de Jagged y la aseguró a la anilla de metal de su collar, Fang sacó la lengua feliz agitando la cola.

—No hay problema.

—Ah, Penny...

—Punto cuarenta y cinco, lo sé —replicó ella dando toquecitos con la punta del boli sobre el papel fijo a la pinza de su carpeta—. Encontraré esos pantalones si existen.

—No importa si no...

—¿Y oírte refunfuñar durante horas? —inquirió dirigiéndose hacia la puerta, le dio una amistosa palmadita en el hombro a Luka al pasar por su lado—. No, gracias. Daré con ellos.

—¿Pantalones?

—La imagen es importante —contestó Jagged—. Pasa, siéntate.

Luka se sentó en el sofá y suspiró.

Una canción de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora