25.- Incendio

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 4656.

25.- Incendio

Marinette se había encerrado en su habitación, dejándose caer sobre la cama. Ignoró a Tikki y sus preguntas y se concentró en sentirse miserable. ¿Por qué Luka no le dejaba dinamitar aquella maldita frontera que había establecido? Ya sabía que no había prisa, que tenían mucho tiempo por delante y que, tal vez, aún no estaba del todo preparada, pero quería probar, dejarse llevar hasta donde fuese capaz de llegar.

¿Qué problema podía haber? ¿La consideraba una cría? ¿Era poco atractiva? ¿O de verdad pensaba que seguía dudando entre Adrien y él? Le daba rabia, porque Luka estaba tan acostumbrado a controlar su expresión y lenguaje corporal por las crisis de Juleka que le costaba mucho entrever algo cuando se mostraba un poco alterada.

Le ignoró cuando llamó a su puerta, aguantó la respiración hasta que le oyó suspirar y alejarse de la puerta. Tikki le dijo que se estaba comportando como una niña y ella le replicó con un bufido cargado de amargura.

Se quedó dormida mientras lloraba, envuelta en el albornoz y con las bragas del bikini frías y empapadas porque no se había ni molestado en cambiarlas por algo que estuviera seco.

Se despertó entumecida, con la alarma del móvil chillando desde la mesilla de noche.

—Marinette...

—No quiero hablar, me voy a la ducha —refunfuñó.

No había acabado de sentirse miserable, no sabía si acabaría algún día de hacerlo. Y tendría que verle en unos minutos, no sabía si quería verle o si estaba lista para hacerlo, pero si no bajaba Rose y Juleka irían a buscarla y la arrastrarían. La única solución pasaba por espabilarse, bajar y dar con el modo de poder mantenerse alejada, al menos hasta saber si estaba enfadado con ella o si iba a dejarla.

Salió de la ducha, se secó y peinó y se vistió. Buscó las gomas de pelo acordándose de que se las había dejado en la habitación de Luka junto con la parte de arriba de su bikini. Se miró al espejo, tendría que olvidarse de recogérselo por el momento, cerca del hotel debía de haber alguna tienda en la que comprar unas nuevas.

Tomó la llave magnética y entreabrió la puerta para comprobar que en el pasillo no había nadie. Se metió en el ascensor y bajó hasta el comedor sorprendiéndose al ver que no era de las primeras en llegar. Adrien estaba sentado desayunando distraído, Rose y Juleka estaban llenando sus bandejas e Iván parecía estar al borde de un ataque mientras trataba de llamar la atención del camarero para que le preparara algo caliente.

Marinette tomó una bandeja vacía y se movió entre los aparadores repletos del bufé, todo tenía buena pinta, pero acabó decidiéndose por asaltar los cereales, se hizo con un chocolate caliente. Se quedó inmóvil al ver entrar a Luka, él le sonrió y ella sintió como un temor absurdo se instalaba en su pecho. Buscó la mejor ruta para llegar hasta la mesa y esquivarle, dio un amplio rodeo. Miró a sus amigos, ya sentados, había muchos sitios libres, pero se sentó entre Rose e Iván, impidiendo así que Luka tuviera espacio a su lado. Era absurdo y no sabía qué pretendía lograr con eso, pero fuera lo que fuese pareció no funcionar. Luka le dio un beso en la coronilla y con discreción deslizó sus gomas para el pelo hasta su mano.

Buscó el hueco libre que había junto a Adrien y se puso a desayunar como si nada pasase, mirándola de vez en cuando.

—Buenos días —bostezó Jagged uniéndose y sentándose con ellos.

Le miraron confusos, era la primera vez que le veían con la cara limpia sin una pizca de maquillaje, casi parecía otra persona, si no fuera por la voz les habría costado saber quién era.

Una canción de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora