cuatro

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|| Los ángeles existen y tienen un trabajo para ti.



Sentado en una mesa del "Johnny Mac's Diner", Dean terminaba de ordenar su comida y la de su esposa, quien se mantenía cabizbaja mientras hablaba por teléfono y caminaba de un lado a otro con su mano libre abrazándose las costillas. Frente a él, Sam rechinaba los dientes y miraba fijo su vaso de agua.

—¿Qué te dijo Bobby?

—¿Cómo está Pamela? —cuestionaron los hermanos a unísono en cuanto vieron a Grace acercarse a la mesa.

La cazadora tomó asiento en medio de ambos, dejando salir un pesado suspiro.

—Estable y fuera de la unidad de cuidados intensivos. Ciega permanentemente —masculló, cruzándose de brazos y tensando la mandíbula.

—Por nosotros —soltó Dean, sintiéndose enteramente culpable.

Grace se apuró a posar su mano sobre la de él.

—Ella decidió no obedecer las advertencias de este ser... Castiel —le recordó.

Los dos chicos la miraron como si acaso le hubiera salido una segunda cabeza.

—Este "ser" le quemó por completo los ojos —devolvió Dean, un tanto molesto, pero no con ella.

—Y todavía no sabemos a qué nos enfrentamos —se lamentó Sam.

—Eso no es del todo cierto.

—¿No? —Dean miró curioso a su mujer.

—Sabemos que su nombre es Castiel. Con el ritual adecuado, podríamos convocarlo ante nosotros.

—¿Perdiste la razón? —Sam la miró anonadado—. Definitivamente no.

—No, ella tiene razón —opinó Dean—. Debemos hacerlo. ¿Después de lo que hizo?

—Pam solo le echó un vistazo y sus ojos se quemaron en sus cuencas. Tú mismo acabas de decirlo —les recordó a ambos, haciendo un ademán hacia su hermano mayor—. ¿Ahora quieren enfrentarlo cara a cara?

—¿Tienes una idea mejor? —lo retó Dean, serio.

—Sí, a decir verdad, la tengo —aseveró Sam, asintiendo—. Seguí unos demonios hasta aquí, ¿no?

—Okay.

—Entonces, los encontramos. Alguien debe saber algo acerca de algo —manifestó, apoyándose en el respaldar de su silla.

En seguida, la mesera que les atendió regresó con sus platillos, los cuales depositó con cuidado sobre la mesa y sin dejar de sonreírles amable. No obstante, en lugar de retirarse, se dejó caer en la silla libre en medio de un suspiro, paseando sus ojos marrones sobre el confundido trío de cazadores.

ʜᴏʟʏ ɢʀᴀᴄᴇ - ᴠᴏʟ. ɪɪ | sᴜᴘᴇʀɴᴀᴛᴜʀᴀʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora