ocho

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|| En el principio. Parte I.

Nashville, Tennessee.
Una semana después.
2 de octubre del 2008.



Desde hacía ya una semana que Grace tenía problemas para conciliar el sueño, pues el silencio de la noche y la oscuridad envolviéndola no eran grandes distractores para su mente; ni siquiera los ronquidos de Dean lograban que sus pensamientos se concentraran en otra cosa que no fueran sus padres y en lo poco que sabía de ellos.

Cada que cerraba los ojos veía la foto que Dean le mostró después de su confesión acerca de la muerte de su tío, aquella fotografía donde él es un bebé vestido de blanco siendo cargado en brazos por dos personas que ella no recordaba y cuyos rostros vio por primera vez ese día. Charles y Rachel Carter, sus padres, eran los padrinos de bautizo de su esposo.

Al principio se molestó con Dean por haberle ocultado ese trocito de información acerca de su familia, teniendo en cuenta que él sabía lo mucho que a ella le dolió crecer sin sus papás, pero unas cuantas horas después se dio cuenta que no tenía sentido enojarse con nadie (más que con la vida, tal vez) y lo importante era que finalmente Dean estaba compartiendo con ella esa foto.

El tío Colin rara vez mencionaba sus padres, de hecho, ella solo recordaba haberlo oído decir el nombre de su papá tres veces a lo largo de toda su vida y el de su madre solo una vez. No tenía fotos de ellos tampoco, solo había conservado un anillo de plata que luego Grace le obsequió a Dean cuando cumplió dieciocho años. Quizás eso, el no recordar a sus padres ni haber sabido nunca mucho de ellos, influía ahora en el remolino de sentimientos entremezclados en su interior, en lo raro que le resultaba pronunciar sus nombres y en lo irreal que le parecía tener una fotografía que por fin la ayudó a tener una imagen clara de cómo lucían.

Por un brevísimo segundo, la mente de la cazadora se distrajo al ver una sombra por la ventana de su habitación, pero volvió centrarse en el asunto de sus padres al mismo tiempo en que el brazo de Dean serpenteaba por su cintura y la atraía hacia él; la larga exhalación que chocó con su cuello le confirmó que seguía dormido. Cerró los ojos, tratando de dejar su mente en blanco para poder dormir, mas que el inconfundible sonido de un aleteo la obligó a abrirlos de nuevo. Un gritito ahogado se le escapó de los labios al ver al ángel Castiel sentado a la orilla de la cama, pues en definitiva no esperaba encontrarlo a él.

Con el sueño ligero y un recuerdo en forma de pesadilla molestándolo, Dean se despertó al instante que oyó a su mujer gritar, rápidamente sacando su pistola de debajo de la almohada para dispararle a quien fuera que estuviera allí, sin embargo, se congeló en su lugar al distinguir al ángel en gabardina dándoles la espalda, sentado con la espalda bien erguida.

—Hola, Grace —saludó el ser celestial con su voz grave, lentamente volteando la cabeza para verlos a ambos—. Dean, ¿qué estabas soñando?

—¿Qué? ¿Te satisface ver a la gente durmiendo? —espetó Dean con molestia, volviendo a ponerle el seguro a su arma para colocarla debajo de la almohada.

ʜᴏʟʏ ɢʀᴀᴄᴇ - ᴠᴏʟ. ɪɪ | sᴜᴘᴇʀɴᴀᴛᴜʀᴀʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora