[Libro #2 de la trilogía "ʜᴏʟʏ ɢʀᴀᴄᴇ"]
El principio del final se acerca.
La guerra entre el cielo y el infierno está por comenzar.
El plan divino está en marcha; una por una, todas las piezas caen justo donde se supone que deben es...
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|| Hula-palooza.
—Hmm, ¿de verdad? Porque alguien en Napa Valley me dijo que no era buena época para el Merlot —comentó Archie hacia el mesero que les atendía y claramente hacía su mejor esfuerzo por no mostrarse irritado con él.
Dean frunció el ceño, sin dejar de fingir que leía el menú de las bebidas.
—Oh, ¿qué les parece el Verite Cabernet? —sugirió.
—¿No sabe mucho a uva? Me gusta que sepa a uva, pero no mucho —manifestó Bethany.
Grace compartió una mirada furtiva con Dean, ambos mordiéndose los labios para evitar reírse.
—¿Sabe qué? Solo tráiganos la botella más cara y probablemente estará bien —terminó diciendo Archie, entregando su menú al mesero.
Solo entonces, Bethany regresó su atención a Grace, quien estaba sentada justo a su izquierda.
—Míranos, Grace. Las dos estamos felizmente casadas con dos magníficos hombres.
—Sí, es...
—Todo lo que había deseado —interrumpió la pelirroja, girándose hacia su marido—, ¿no, Archie-boo?
—Claro que sí, mi osita linda —replicó el aludido en un tono agudo, inclinándose para que su nariz tocara la de su mujer.
—Mi bebito bobito.
Ante la melosa demostración de afecto, Grace volvió a mirar a su esposo. Ninguno pudo ocultar la sonrisa burlona que tiró de sus labios, menos aún cuando el par a su lado comenzó a aventarse ruidosos besos sin despegar sus narices.
—Espero que los dos se hayan limpiado la nariz —murmuró Dean, logrando que la castaña se riera bajito.
—Me fascina cómo hueles. Nada huele tan rico como Beth-eeboo. Nada —aseguró Archie, de pronto dirigiéndose hacia ellos.
—Así que, Dean, ¿a qué te dedicas? —inquirió Bethany con interés.
Él miró a su mujer y ella enarcó las cejas, como diciéndole "te dije que lo preguntaría".
