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Su nombre está en mis cicatrices, el tuyo en mis pensamientos.

Daniel

Llegué a mi casa bastante tarde. El camino fue un tanto largo, Valentín no vivía precisamente cerca. De hecho vivía en el otro lado de la ciudad, la zona más humilde, donde las villas. Cosa que ciertamente me sorprendió, no es que me desagradase, sencillamente se me hizo un toque raro. Dalia siempre me decía que la posición y clase social era de vital importancia. Como en muchas con ella, difería, pero obviamente no se lo iba a decir, así que me limitaba a darle la razón con  un vago asentimiento de cabeza cada vez que salía el tema.

Pegué un grito no muy alto. Mi mamá a esta hora usualmente no está, pero me quería asegurar.

No hubo respuesta.

Lo prefería así, en ese momento tenía demasiadas cosas en las que tenía que pensar. Desde el día anterior habían pasado demasiadas cosas. Y aunque no tenía muchas ganas de pensar era necesario.

No me reconocía, aquel chico me había hecho romper barreras que consideraba inquebrantables. Aún me sentía un poco ofendido porque aquel camarero pensase que yo era homosexual. Solo pensarlo me hacía que yo mismo me diese asco. No paraba de reafirmar las palabras de Dalia en mi cabeza queriendo hacerme gritar de impotencia para que se callase. Ella ya no estaba conmigo, lo tenía un poco asumido, pero su recuerdo estaba presente. Y también todo lo que hizo conmigo. Pero lo hacía por mi bien. Porque me quería. Ella me amaba y solo buscaba que fuese lo que debía ser, un hombre.

Por otro lado estaba Valentín, no sabía como sentirme al respecto. No era nada parecido a Dalia, se le veía muy libre. En nuestras conversaciones de borrachos pude verlo y aquella mañana lo confirmé. No me atreví a decirle que muchas cosas que él veía como normales para mí eran barbaridades, no era quien para hacérselo ver, pero ya lo harían. Era una persona muy alegre, ignorando el hecho de que era el actual novio de mi ex a la cual tenía planeado recuperar, se me hacía una persona con la podría pegar amistad. Admiraba un poco su forma de vivir despreocupada, no le importó hacerse pasar por gay para ayudarme. Yo me veía incapaz. Él era todo un contraste con mi amada rubia, me sorprendió bastante que hubiesen acabado juntos, eran una combinación peculiar. Y Dali no era de las personas que dejasen pasar opiniones distintas a la suya. Era una chica que se desvivía por ser perfecta ante los ojos de la gente y quien estuviera con ella debía serlo también y si no era así ella se encargaría de ello. Yo estaba muy lejos de ser perfecto, mis pecados eran graves y mi corazón estaba gravemente corrompido. Pero por ella fingiría serlo, sería lo que ella quisiese.

Pero esos ojos azules acaparaban toda mi atención.

Dalia ya no dolía tanto.

...

Voy a dejar esto aquí y me iré lentamente

Les quiero

BeSis

🖤🖤🖤

ORO ; WOSANIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora