Saiyan Dragon God

CAPÍTULO 1 - UN NUEVO COMIENZO

*Nota: el anime Dragon Ball no me pertenece, el crédito a su creador el tío Akira.

*Nota 2: esto es un fic que intenta imitar a una novela china lo máximo posible, así que los acontecimientos principales tendrán lugar en China, las ciudades serán en su mayoría inventadas y a parte de los extranjeros, los nombres serán chinos.

Universo 7.

Cientos de años habían pasado desde que el universo 7 estuvo en peligro por última vez, todos los guerreros Z por fin pudieron vivir el resto de sus vidas con tranquilidad, todo era normal, por fin podían vivir sus vidas cómo humanos normales y hacer sus quehaceres diarios sin preocuparse de que algún malvado intentara destruir su universo o su planeta.

Por un lado la vida de los guerreros más poderosos del universo 7, Goku y Vegeta mostró enormes cambios, desde que el universo 7 fue capaz de aprender cómo era la paz, Vegeta poco a poco fue dejando de entrenar y se centró más en su familia.

Goku por su parte sufrió un cambio algo peculiar, el siempre había sido un amante de las batallas y siempre quiso llegar a ser el más fuerte, tras dominar el ultra instinto, por fin logró alcanzar a los dioses de la destrucción, pero su objetivo no era ese, el apuntaba más allá, quería ser tan poderoso o más que los mismísimos ángeles, así que comenzó a entrenar más arduamente que antes para poder cumplir su sueño...

Después de unos 100 años más, todos ya habían muerto de manera natural incluyendo el famoso príncipe de los saiyan, Vegeta, por otra parte, Goku que llevaba consigo la vida restante del anciano Kaioshin, todavía seguía vivito y coleando, pero su obsesión por el entrenamiento se volvió aún más fuerte.

Desde la muerte de toda su familia, la personalidad de Goku sufrió un gran cambio, ya no era tan alegre cómo antes, sino que se volvió bastante más serio, probablemente fue el dolor de perder a su familia pero su ansia de poder cada vez era mayor, Whiss por su parte seguía entrenando a Goku casualmente ya que el mismo le traía comida desde la Tierra, así que realmente no le importó demasiado el cambio que Goku sufrió, el cree que se debió a la pérdida de su familia y que tras un tiempo volvería a la normalidad.

Otros 500 años habían pasado y Goku no parecía haber cambiado en lo absoluto, al contrario, su obsesión por volverse más fuerte hizo que ignorara todo lo demás y concentrara todos sus esfuerzos en entrenar solo paraba de entrenar lo justo para comer y dormir y luego continuaba su entrenamiento.

Nos centraremos en un día específico, Goku estaba entrenando en un planeta deshabitado, aunque era evidente que Goku no podía respirar en el espacio, Whiss le dio un objeto que le proporcionaba aire con solo sostenerlo.

Por fin había llegado el día, tras cientos de años de entrenamiento, Goku por fin creía que había dado con la clave para alcanzar por fin a los ángeles, una nueva transformación.

Hace unos 200 años, Goku intentó obtener una nueva transformación, así que intentó fervientemente acceder a una nueva, pero decenas de años de entrenamientos después, se dio cuenta de que era inútil, la última transformación de un saiyan era la fase blue y no había ninguna más, aunque por casualidad mientras investigaba si podía acceder a otra fase, le pidió a Whiss que le hiciera crecer la cola y sin pensarlo mucho hizo una luna artificial...ya pueden imaginar el desastre que causó, gracias a dios, tanto Bills como Whiss estaban presentes y la cosa no fue a más, pero nuevamente Goku falló en obtener una nueva transformación.

Pero esto no deprimió, siguió buscando manera de poder desarrollar aún más su poder y de repente, le vino una idea a la mente, fusionar el ultra instinto con su super saiyan blue, si conseguía fusionarlos, ¿no sería el poder lo suficientemente granda cómo para igualar o incluso superar a un ángel?, por desgracia no era tan sencillo, las transformaciones de un saiyan consisten en expulsar sus emociones más fuertes cómo por ejemplo la ira y por lo tanto su aura era más caótica, por otro lado, el ultra instinto era todo lo contrario, para usarlo uno tenía que verse desprovisto de toda emoción y su aura era tranquila cómo si nada pudiera alterarla.