O12

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Después de esa pelea entre Daniel y Sebastián, ambos tomaron caminos separados a sus respectivas casas.

Daniel llegó sollozando y con sus ojos aguados, lágrimas salían de sus ojos sin parar.

Aristóteles y Temo, quiénes estaban en el living; escucharon cuando la puerta principal fue azotada fuertemente. Con precaución, corrieron a la puerta y allí encontraron a un decaído ojimiel.

Daniel rapidamente corrió a abrazar a ambos, abrazo que rápidamente fue aceptado. En ese abrazó Daniel volvía a sentirse aquél pequeño niño que corría a refugiarse en los brazos de sus padres.

—Mi niño, ¿Qué te pasó?.— Preguntó un preocupado Temo, mientras acariciaba dulcemente la cabellera de su hijo mayor.

—Sebastián me beso...— Contestó en un hilo de voz. —Y yo le dije que eso fue un error....tuvimos una pelea.—

—¿Pero cómo? ¿En qué momento paso eso?.— Pregunto Temo, mientras seguía acariciando el cabello a su hijo.

—En el parque, cuando tocaba la guitarra y cantaba esa canción especial...él llegó y me confesó que estaba empezando a sentir cosas por mi, no ese...en ese momento sentí miedo...— Relataba, con una respiración algo acelerada. —Dije lo primero que se me vino a la mente.—

—¿Pero eso mo era lo que querías decir?.— Preguntó Ari. Daniel negó. —¿Qué es lo qué realmente sientes?.—

—Yo.. yo ya ni sé lo que siento, todo es tan confuso.— Confesó, mientras soltaba un pedaso suspiro.

En eso, Valeria bajaba las escaleras y al ver la situación, corrió directo donde estaban Aristemo y Daniel.

—¿Qué pasó?.— Preguntó, sin entender nada.

—Nada...sólo qué...Sebastián y yo ya  no somos amigos.— Dijo pesadamente, para luego subir a su cuarto.

Valeria miró a Aristemo, su mirada mostraba frialdad.

—Esto esta empeorando, necesitamos acelerar el paso.— Dijo, seriamente

—Valeria, ¿Realmente crees que todo esto funcione?.— Preguntó Ari. Valeria asintió, suspiro. —¿Qué otra cosa se te ocurre?.—

Valeria se quedó pensando unos minutos.

—Temo, Aristóteles, necesitó que me den información sobre cuales eran los hobbies de los chicos, que les gustaba hacer juntos. Valeria estaba atenta de cualquier cosa.

Mientras tanto en la residencia de la familia de Sebastián.

Un chico de ojos negros se encontraban en el patio de su casa, llorando sin parar.

—¿Me vas a decir qué paso?.— El hermano mayor de Sebastián, sentó a lado de él.

—¿Algunas vez haz sentido como tu corazón se rompe en mil pedazos y qué ya nada importa en este mundo?.—  Preguntó el menor, entre sollozos. —¿Alguna vez te haz sentido rechazado por alguien muy importante en tu vida?.—

—Muchas veces, ¿Qué te pasó a ti?.— El hermano del ojinegro, levantó delicadamente el rostro de su pequeño hermano para limpiarle el rostro. —Sabes que no me gusta verte llorar.—

Sebastián sonrió tristemente.

—Le confesé a Daniel que empezaba a sentir cosas por él y...y lo besé...— Empezó ba contae, mientras más lágrimas salían de sus tristes ojos. —¿Sabes que me dijo? Me dijo que ese beso era un error, en pocas palabras, el idiota me mandó a la friendzone.—

Felipe miraba a su hermano, sentía el odio en su mirada, sabía que su hermano volvía sentir odio por alguien.

—Pero no pienso a volver a llorar por él.— Sebastián se limpió bruscamente sus ojos. —Si Daniel esta convencido que voy arrogar por él, esta completamente equivocado. Juró que nunca nadie más me volverá a romper el corazón, ¡LO JURÓ!.—

Un chico triste y confudido, otro con un odio creciendo en él , y una chica planeando como lograr que sus amigos recuperen la memoria y que todo vuelva a la normalidad. Nadie sabe qué más pasará.

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Operación Memoria ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora