Comprensión por las Similitudes.

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Pasaron lo que quedaba de la tarde en búsqueda de la placa de identificación que necesitaba la joven, sin preocuparse por abandonar a su suerte a los hermanos Amori en el claro del bosque, pues probablemente despertarían en unas horas. Tampoco les importaba demasiado lo que les sucediese. Por su parte, tanto Killua como (T/N) buscaban en silencio.

Estaban algo incómodos por la compañía del otro... Normalmente cuando ellos interactuaban siempre se terminaban molestando el uno al otro o compartían oraciones cortas, pero solían tener a mano la presencia de alguien más condescendiente o social que les invitaba a entablar un contacto más cercano y sencillo, tal y como hacían Gon, Leorio o Hanzo, y por ello, al verse envueltos en el silencio, estando ya cansados de sesgarse en un mutuo acuerdo implícito con bromas o insultos, se sentían un tanto abrumados.

Killua actuaba con un gesto de desinterés fingido, mientras se quejaba de cuando en cuando sobre lo aburrido y molesto que era tener que acompañarla, pero había algunos momentos en los que se le notaba realmente incómodo con el silencio palpitante, pues le echaba miradas rápidas a la fémina para saber si ella sentía lo mismo. En alguna ocasión el niño hizo un amago de querer irse por su cuenta, renunciando así al dulce. Pero, por algún motivo también descartó esa opción y se esforzaba en, al menos, ser más comunicativo con la chica. Quizás sintiese algún tipo de culpabilidad al saber que había arruinado los tres días de acecho y cacería de aquella joven, solo para complacer su lado juguetón y también por ser plenamente consciente de que había intentado engañarla adrede, habiendo sido descubierto al momento. Sin embargo, si realmente sentía aquello nunca lo expresó en voz alta, alegando que solo permanecía allí y la ayudaba para obtener su amado ChocoRobot-kun.

La joven, por su parte, ignoraba bastante al crío, solo respondiéndole entre dientes cada vez que él se quejaba de algo y le reprendía por su comportamiento infantil. Estaba ansiosa por encontrar pronto la placa, a la vez que seguía algo frustrada por el intento de engaño del crío.

Era consciente que Killua no lo había hecho con mala intención, pero el segmento que separaba la malicia inocente de las bromas que efectuaban los niños era uno demasiado delgado de cruzar, pudiendo con su inocencia fastidiar o dañar con resolutiva sencillez. Por eso había que tener cuidado al tratar con los infantes; eran una auténtica caja de sorpresas que podían hacer que las cosas fueran mucho más complicadas de lo que hubiesen sido en un inicio, así como también tenían una impresionante habilidad de simplificar ciertos asuntos de maneras muy imaginativas que, el mundo de los adultos, apenas era capaz de contemplar por su obsesión de ceñirse a la racionalidad y la práctica. Aquello, sumado al excéntrico sistema de valores que tenía implantado el muchacho en sí mismo por su vida como asesino, le convertían en una persona tanto peligrosa como interesante de observar.

Por esas razones, (T/N) se empecinaba en mantener al crío consigo, pues, a pesar de su pronunciada aversión por los infantes, ella era consciente de que, en aquel caso particular, Killua era muy maduro para su edad, por no mencionar que, la inmensa cantidad de misterios que conformaban al albino, se le hacía atractiva y su curiosidad le instaba a aprovechar la oportunidad para conocer un poco de las innumerables incógnitas del mismo. Y por algún motivo, sentía que las similitudes entre ambos se iban acortando y se asemejaban bastante.

Además, no podía engañarse a sí misma siendo que, aún con la cantidad de virtudes que pudiera poseer, aquel crío era tremendamente malcriado... Y el carácter intransigente de (T/N) no toleraba las groserías y los juegos estúpidos en los que pudiera molestar a otras personas, pues a pesar de su personalidad huraña e inaccesible, la chica no soportaba las faltas de educación deliberadas. Sí, ella misma era un tanto áspera en su trato con el resto, pero siempre intentaba de educarse a sí misma para tratar de ser más cordial, aunque su desconfianza se lo pusiera complicado. Lo cierto es que, ver como Killua no guardaba respeto por casi nada de lo que le rodeaba, además de observar como tampoco mostraba ningún tipo de emoción clara en su viaje, le irritaba bastante, por lo que, quizá de forma inconsciente, algo hacía a (T/N) querer ayudar al crío en darle algo de cuidado.

Lo ilegible. (HxH y Reader) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora