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"Mantén la cabeza en alto, cariño," dijo la Reina Vicash, con una graciosa sonrisa en sus labios mientras aceptaba las reverencias de la gente con un leve asentimiento.

"Y sonríe," dijo la Reina-Consorte, tomando el brazo de Wonwoo y cruzando el suyo a través de él.

"Estoy sonriendo," dijo Wonwoo, tratando de fingir que no se daba cuenta de las burlas en las caras de las personas cuando se volteaban para susurrar o, peor aún, para reírse. Realmente no había pensado que sería tan malo. Se sentía como si todos en el salón de baile lo miraran boquiabiertos, como si le hubiera crecido una segunda cabeza de la noche a la mañana. Quizás su hermano tenía razón y debería haberse quedado en casa.

"Sonríe como si no te importara," dijo su madre, llevándolo al fondo del baño mientras la Reina se quedaba atrás para hablar con alguien.

Wonwoo lo intentó. Pero era difícil mantener una sonrisa sincera en su rostro cuando incluso sus amigos se mantenían a una distancia segura lejos de él, como si tuvieran miedo de convertirse en el hazmerreír si se juntaban con él en público.

Tal vez ellos no eran realmente sus amigos.

"No tienes que cuidarme, madre," dijo con una amplia sonrisa que lastimó sus mejillas. "Sé que tú y la reina querían hablar con algunos políticos. Vayan. Yo puedo arreglármelas solo."

"No iré a ningún lado," dijo la Reina Consorte, saludando cortésmente a la gente que se inclinó ante ella. "Mi esposa no me necesita. Mi hijo sí." Una tensión apenas perceptible apareció en sus ojos. "Si hubiéramos sabido que terminaría de esta manera, nunca le habríamos concedido a la Segunda Casa Real el favor de vincularte con su heredero. Tu madre no se anduvo con rodeos cuando habló con la reina Tamirs ayer."

Wonwoo reprimió una mueca de dolor. "Madre, les dije a ambas que estoy contento de que Mingyu lo haya hecho, eso es lo que yo quería, también. No estoy enojado."

"Yo sí," dijo ella, su voz era de acero a pesar de su sonrisa. "Se me permite estar enojada en nombre de mi hijo. Juro que cuando vea Mingyu'ngh'chaali, le diré lo que pienso de su ingrato, egoísta, indigno-"

Wonwoo era solo remotamente consciente de que su madre todavía estaba despotricando, pero su atención se concentró en la mujer que se encontraba en el otro extremo del salón de baile.

Kyulgu.

Se veía radiante, su sonrisa cegadora mientras se reía con su amiga acerca de algo. Su sonrisa se congeló un poco cuando lo vio. Algo brilló en sus ojos, algo que se parecía mucho a la compasión.

Una rabia candente llenó el pecho de Wonwoo. Él no quería su compasión. Ella era a la única que deberían compadecer, no él. Él estaba bien. Él era libre. Él era feliz. Él era-

"Cariño," dijo su madre en voz baja. "Estas hiriéndome."

"Lo siento," dijo Wonwoo, aflojando su agarre del brazo de su madre y poniendo otra sonrisa. Ignoró las miradas que la gente alternaba entre él y Kyulgu, y trató de ignorar los susurros, lo cual era más difícil debido a sus sentidos intensificados.

"...¿Has oído? ¡Qué delicioso escándalo!"

"Dicen que Mingyu'ngh'chaali quiere deshacerse de él para casarse con ella."

"¡La compañera de enlace de su propio hermano!"

"Ella es hermosa."

"También lo es Wonwoo'ngh'veighli, para ser justos."

"Está demasiado pálido. Y no es un secreto que Mingyu lo detesta."

"Ella y Mingyu formarán una pareja impresionante."

135 cosas sobre miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora