7

498 50 11
                                    

Las luces se veían distantes, no me sentía mal, pero no me sentía bien y sin embargo no había nada que pudiera darme una explicación razonable, estaba abrazada a papá y todos íbamos en silencio, el sonido bajo de la radio era apacible, poco a poco la presión en mi estomago fue cesando, cerré mis ojos y aunque no pude dormir, al menos el camino a casa fue reconfortante.

-Te esperan en la acera, cuñada -dijo Hade y me enderecé para mirar.

Hade detuvo el auto y bajé, frente a mí, un nervioso y sonriente Robin, con sus manos dentro de sus bolsillos y mirándome.

-Me preocupaste -empezó a caminar hasta mí y le di una media sonrisa.

-Suelo provocar esos sentimientos -le di un abrazo.

-¿Te ha gustado el regalo? -besó mi frente y me apretó a su cuerpo.

-Está precioso, gracias -susurré pegada a su pecho con mis ojos cerrados.

-Estamos a unas horas de media noche, eso quiere decir que en breve es navidad -susurró y aún abrazada a él elevé mi cabeza para mirarlo y sonreírle.

-¿Y qué haces aquí? ¿No tienes una familia con la que celebrarlo? -lo solté y él tomó mi mano.

-Sí, pero quería pasar a ver si estabas bien, Regina -me sonrió y suspiré.

-Estoy bien -él elevó sus cejas y solté una risita- a veces me da un poco de asfixia.

-¿Por la gente?

-Entre otras cosas...

-¿Estarás bien? -me haló y volví a estar pegada a su cuerpo.

-Estaré en perfectas condiciones -le sonreí y él se inclinó a besar mi mejilla, beso que duró más de lo normal- vete y asegura que el regalo ideal esté bajo ese árbol al despertar.

-No va a estar -dijo y lo miré- porque está aquí, frente a mí.

Mi estomago se apretó, creo que lo notó y mi falta de reacción hicieron todo incómodo, besó mi mejilla y tras un "Feliz Navidad" se subió a su auto y se marchó, estuve de pie ahí esperando a que su auto se marchara, ni siquiera sabía que pensar, qué sentir o cómo reaccionar, pero cuando el auto de Killian se estacionó frente a mí todo pareció golpearme de frente, Emma bajó y caminó hasta llegar a mí y abrazarme, otro abrazo, pero este me volcó el estomago, la apreté más a mí y suspiramos.

-Me tenías tan preocupada -susurro.

-No era nada grave -susurré.

-Pude haber hecho algo -se apartó y me miró, estaba preocupada, alterada, nerviosa, su cara la delataba.

-No hay nada que puedas hacer -le sonreí y ella sonrió.

-¡Regina! -saludó Killian y solté a Emma para darle la mano, él me haló y me abrazó- Hoy te vez tan diferente.

-Eso es porque solo me has visto en ropa de trabajo -le sonreí.

-Puede ser, sí -me dio otro vistazo y luego miró a Emma- ¿vamos, cariño?

-¿Mañana estarás en casa? -me preguntó Emma y asentí- Bien, nos vemos -me abrazó y besó mi mejilla.

GIROS -swanqueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora