¿Esperanza?

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Cuando Lilian York vio al caballero Félix cargar a su princesa mientras esta lloraba y temblaba como un niño asustado, sabía que todo era una locura, que era un sueño aterrador y confuso.

Ella jamás había llorado, a excepción desde que estuvo en el coma cuando era niña, y eso solo era por el dolor provocado de su enfermedad. Jamás había mostrado tales sentimientos ante el emperador, ella era una niña valiente, que le gustaba demostrar su amor a su padre, que le gustaba pasar tiempo con él, que le platicaría cualquier cosa al mismo.

Y ahora ella estaba asustada de su presencia.

¿Qué estaba ocurriendo?

—Sir Félix ¿Qué ha ocurrido?

Félix la miró por un par de segundos, apretó los labios en una mueca y negó con la cabeza. El llanto inconsolable de Athanasia rompía el corazón de la señorita Lilian, su fe se comenzaba a mermar.

—Iré por un poco de té – informo la señorita Lilian para salir de la habitación.

Athanasia no podía dejar de llorar, abrazaba fuertemente el cuello de Félix. Este se sentó en uno de los sillones del cuarto y comenzó a acariciar sus cabellos mientras se mecía suavemente, él dejaría que se desahogara en su pecho.

Después de un tiempo, cuando logro calmarse un poco, se dio cuenta de en que situación se encontraba, había tenido una crisis por el terror y termino involucrando a esta persona, poco a poco se fue separando del caballero para limpiar sus mejillas de las lágrimas. Su mirada se poso en el saco que se encontraba empapado, sus mejillas se pusieron rojas por la vergüenza.

—Oh, lo siento Sir, no quería arruinar su traje...

La tristeza volvió a invadir a Félix, abrazo un poco más a Athanasia hacia su cuerpo, recargo su barbilla en la coronilla de su cabeza y cerro los ojos, desde que despertó era el primer acercamiento que le permitía, un abrazo después de tantas semanas. Una lágrima traicionera cayó sobre la cabellera dorada.

Vuelva princesa, la extraño.

Athanasia se quedo quieta, esta persona era un total desconocido para ella, a pesar de que desde un inicio se acerco con aires de amistad y familiaridad, ella tuvo que poner sus límites, no se podía permitir que se acercaran a ella para que la terminaran traicionando, pero el abrazo de esta persona, era como los abrazos de Lilian, cálidos y reconfortantes, la hacían sentir más segura.

—Disculpe mi impertinencia, princesa... – Félix se levanto con Athanasia en brazos y la sentó en el sillón, para poder mirarla al rostro —Puedo preguntar el motivo ¿Del por qué de su estado?

Los ojos de Athanasia se llenaron de angustia, agacho la cabeza.

¿Cómo explicar que le tenía miedo al loco emperador?

Félix sujeto su mano, dándole ánimo.

—Yo... Tuve miedo...

Félix abrió los ojos ante la sorpresa, tomo el rostro de Athanasia entre sus manos y la obligo a mirarle a la cara, su nariz estaba roja y sus ojos hinchados de tanto llorar, ella se miraba bastante angustiada.

—Sé que tal vez, no confíe en mis palabras princesa, porque en estos momentos usted no posee sus memorias, puede juzgar mis palabras como usted desee, pero deje que Su Majestad vuelva acercarse, permítase confiar una vez más en él...

La mirada de Félix era determinada, no había un ápice de mentira o dudas en ella. Athanasia lo podía distinguir claramente, su pecho se sentía cálido al ver a esta persona.

—Su padre, la ama más que a nada en este mundo, el destruiría todo con tal de verla nuevamente sonreír, jamás haría nada para lastimarla...

—¿Él me aprecia?

Memorias ~ WHO MADE ME A PRINCESS ~ [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora