Seúl, Corea del Sur, 2017.
Se dice que bailar es más que un simple sentimiento, es mucho más que mover el cuerpo. Cuando bailas consigues acariciar tu alma, demuestras que tu corazón sigue latiendo y dejamos fluir hasta lo más oculto en el.
Así me encontraba...
Dando libertad a la música para que dominara cada movimiento de mi cuerpo. Para que mi alma gritara lo atrapada que se sentía, y mi corazón llorara por el silencio de mi voz.
Tenía muy claro que no era hora de estar en el estudio bailando frente al espejo, y que mis piernas podrían lastimarse por el sobre esfuerzo, pero necesitaba aquel escape. Aunque durase sólo un par de minutos, para mí es más que suficiente.
La música se detiene junto a mi cuerpo que cae desplomado en el frío suelo, como si de un ave con las alas rotas de tanto volar se tratase. Observo el blanco mate del techo con el pecho acelerado y ahogado. Una lágrima quiere escapar de mis ojos, y el nudo en la garganta se hace cada vez más apretado.
Las fuerzas cada día disminuyen un poco más. Lo puedo notar al mirar mi reflejo cada mañana y por las constantes ganas de desvanecer junto al frío aire de otoño.
¡Wow!— Una animada voz bastante familiar aparece irrumpiendo mis pensamientos. Miro el espejo encontrando el reflejo de mi compañero de hogar dando aplausos animosamente, y una vez más oculto toda clase de tristeza.
¿En qué momento llegaste?— Enderecé mi cuerpo hasta quedar sentado observando aquella encantadora sonrisa de apariencia forzada, que en extrañas ocasiones eran por mi causa, junto a esos ojos claros artificiales que sólo apaciguan la necesidad de usar anteojos, y ese cabello de anaranjado oscuro que no me agradaba.
También te extrañé mucho... ¿Mi día? Estuvo agotador y sólo esperé un fuerte abrazo de mi chico.— Reí por aquel inútil lloriqueo. Levanté mi cuerpo para caminar hasta él a pesar de la reciente atrofia muscular que incomodó mis pasos, y abracé su cuello mientras que mi boba sonrisa aparecía.
Tonto.— Sus bien formados e indiferentes labios atraparon los míos, acariciando cada centímetro de ellos. Aún así, aquel extraño sabor a soledad invadía todo el momento.
Vamos a casa, Johnny.— Quebranté el beso mirando su calmada expresión, y al observar su mirada, no me vi reflejado en ella.
Estaba pensando en esa persona.
Tome mis pertenencias y su gran mano para emprender camino al auto.
Tal como cada día, me acomodé en el asiento del copiloto y dejé que mis ojos se movieran al compás de los arboles alrededor de la calle. Ni una palabra salió de mi boca en el trayecto, tampoco tenía mucho que decir. Conoce mi rutina a la perfección.
Ten. Para mañana invité a Taeil a cenar con nosotros, así me ayuda con la negociación.— Me giré hacia él para que supiera le tomaba atención.
No sé si tienes algún problema con eso.— Moví la cabeza en negación y nuevamente regresé a mi antigua postura, recibiendo un gracias como caricia en el cabello.
Tendré que comprar una olla más grande.— Dejó escapar una carcajada suave y sólo suspiré.
Suspiré porque aquella sonrisa era única, perfecta y no me pertenecía.
Desembarcamos frente al jardín algo escarchado. Caminé tras su espalda sin dejar de chequear sus hombros anchos. Me prometí a mi mismo soportar un día más con tal de poder tenerlo a mi lado. Tragué cada sentimiento de tristeza sólo por él, y entré a casa dando fin otra jornada de silencio.
Mañana tendré que soportar mucho más. Lo sé.
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TOGETHER ; (TaeTen Ver.)
Fiksi Penggemar❝ ¿Es sensato creer que el hilo rojo del destino puede traer de regreso a alguien?, ¿Es sensato creer que aquella ridícula leyenda es real? Si fuera tan real como se dice... él no estaría abrazado a otra persona. ❞ † Todos lo derechos reserva...