Dos ojos dos voces.

Capítulo 2: La escuela y el club de periodismo.

Después de dejar a Marco en la escuela, Lovi y yo pudimos ir más tranquilos, el autobús estaba a sólo 5 minutos y la escuela empezaba a las ocho en punto.

No es nuestro primer año sinceramente, así que no estaba muy nervioso,solo un poco, el día de presentación es un día ajetreado, y como es una escuela importante todavia lo es más. Solo las mentes más brillantes consiguen entrar en la escuela, bueno las más brillantes o las más astutas.

Hace tres años se enunció en nuestro antiguo colegio y en todos los del mundo este nuevo experimento. Una escuela de alta categoría donde sólo alumnos con notas excelentes podían entrar.

Flashback
 
Lovi y yo estábamos hablando durante un descanso en la clase. Acababa de venir un señor ha hablarnos de esa escuela, se escogerían al rededor de dos a tres alumnos por país, pero tenían que sacar las mejores notas dentro del mismo en un examen externo.

-Feliciano -Lovi , ¿esa escuela nueva tiene que ser chula no?

-Lovino -Sigue soñando Feli, ¿tienes muy buenas notas en qué?  arte, música, economía doméstica y lengua, ¿no?, unas medio medio en matemáticas y en todo lo demás unas notas mediocres...

- Feliciano - yo solo decía que será chula nada más, Lovi.

Dije reprochado.

-Lovino -Te dije que no me llamases así, aparte, ¿para qué te interesa ir?

-Feliciano - ¡Solo dije que sería chula!

-Lovino- Se te canta mucho fratello, nadie dice cosas así sin segundas intenciones, además,  seguramente esté llena de hijos de prepotentes adinerados que quieran presumir de qué sus hijos van a las mejores escuelas, no es lugar para gente como nosotros.

Un compañero de la  clase se nos acercó de la nada y empezó a hablar como si siempre hubiera estado en la conversación.

-Compañero de la escuela-  Oye, para vuestra información, esa escuela va ha ser la hostia, no dejarían entrar a dos parguelas como vosotros.

- Lovino- ¿Tan aburrida es tu vida que tienes que meterte en conversaciones ajenas?

Ese es mi hermano, igual no es muy bueno con confrontaciones físicas,  pero no hay quién le gane en las verbales, al menos mientras no pierde los estribos. Aún así él chico siguió hablando como si no le hubiera escuchado, cosa que hicimos todos los del aula.

-Compañero de la escuela - Para que conste, el tío de la amiga de la hermana de él mejor amigo de mi primo trabaja allí como parte de la plantilla de profesores.  Me dijeron qué tipo de alumnos entraron por ahora y no se os parecen en nada. Son gente con clase.

- Feliciano- ¿A qué te refieres?

- Lovino - No preguntes Feli, no merece la pena.

- Compañero de la escuela-  Me refiero a gente no sólo notablemente más inteligente que vosotros, sino a gente civilizada que no vive en un cuchitril en los suburbios junto a un viejo con cincuenta empleos.

- Lovino- ¡ Y a ti qué más te da, imbécil! ¡ Podría ir a esa escuela hasta con los ojos vendados!

Lovino estalló, intenté calmarle,  pero la avalancha de insultos por parte de mi hermano no cesaba. No teníamos la mejor reputación y viviendo en un pequeño pueblo a las afueras de Florencia, no quedaba otra que aguantarlo, porque aquí todos se conocían con todos.

Al acabar las clases Lovino y yo nos fuimos a casa. Durante todo el trayecto los dos permanecimos callados. Intentaría hablar con él de otro tema, o eso pretendía cuándo :