Giyuu observó la convicción de los dos hermanos. La demonio protegía al caído, aún cuando debía estar hambrienta y agotada. Eso le recordó a su ___________, la chica de la ardiente mirada roja, de cierta forma se parecían. Nezuco, o así la llamo el chico, luchaba contra sus instintos por amor. ¿Qué la hacia diferente de su mujer? Tal vez el hecho de que ella era media humana y quien estaba justo frente a él si estaba completa, aún así, él podía ver amabilidad en esos ojos.
¿Darle una oportunidad? Si no lo hubiera hecho meses atrás ahora no tendría un hogar al que regresar. Tal vez era muy arriesgado pero el quería confiar en ellos.
Así que guardo su espada y noqueo a la demonio con sus manos para ponerle un pedazo de bambú en la boca. Estaba cometiendo otra locura, pero el mundo ya era un lugar bastante oscuro, no sería por su culpa que otra familia se separara.
El Tomioka respiro el aroma, había extrañado su casa.
Se trataba de una cabaña un tanto pequeña, tan sólo unos metros más grande que la de Urokodaki, y bastante parecida en lo que representa la arquitectura. Se encontraba ubicada en medio del bosque, los árboles la cubrían perfectamente y justo detrás había un pequeño jardín con rosas.
Aquello había sido un regalo del patrón hacía ya seis meses. Durante todo ese tiempo _______ tuvo que esconderse, sin embargo esta vez no estaba sola.
—Estoy en casa. —Abrió la puerta para encontrar a la chica picando unas cosas mientras tarareba una canción.
—Ah, bienvenido. —Se giró para darle una cálida sonrisa —Esta vez regresaste antes.
Él sólo asintió, depósito su espada en el piso y camino en su dirección para abrazarla de la cintura.
—Por dios Giyuu así no puedo terminar la cena. —Le dijo mientras aguantaba una risilla, había depositado su mentón en el hombro derecho de la chica.
—Ninguno de los dos necesita comer. —Le restó importancia.
—Claro que si, necesitas recuperar fuerzas. —Refunfuño.
Giyuu soltó una risa por lo bajo, aquello antes era una misión imposible, hacer sonreír a Tomioka, nadie lo había logrado. Pero ________ tenía el misterioso poder de hacerlo cada vez que quería.
—Ya déjame en paz, o... —Se giró con una sonrisa pícara para tomar una parte de su kimono y abrirla un poco —Hoy no tendrás postre.
El castaño llevo ambas manos sobre su cabeza simulando rendición, dio unos pasos hacia atrás y se sentó en el suelo.
La castaña sonrió victoriosa y siguió en lo suyo, cantando mientras preparaba un exquisito manjar para el pilar.
Así estuvieron un rato, el la observaba, de pronto la chica comenzó a mover las caderas y bailar levemente, esto definitivamente lo enterneció, le encantaban estos momentos de paz.
ESTÁS LEYENDO
ʀᴏsᴀ ᴄᴏɴ ᴇsᴘɪɴᴀs °|ᴛᴏᴍɪᴏᴋᴀ ɢɪʏᴜᴜ|°
Fiksi Penggemar❝Sus ojos eran realmente hermosos, su brillante mirada era de un intenso color carmesí, al igual que una rosa. Y siendo tan parecida a aquella flor, ella se encontraba rodeada de espinas, tan crueles y dolorosas que hasta el más fuerte sangraría al...