Capítulo 2: Bonnie. España.

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Bonnie

España.

Nos mudamos hace dos semanas con la excusa de mis padres de encontrar un trabajo mejor, pero ellos tenían un gran trabajo en Panamá, yo sabía que era para apartarnos del ambiente con que normalmente Camilo, mi hermano fallecido, había estado familiarizado y donde nosotros pasamos ratos agradables con él. Además de la mudanza se habían vuelto muy católicos, no faltaban a misa los domingos y lo peor es que me arrastraban con ellos. No es que me disgustara ir, pero a veces me daban ganas de seguir durmiendo y taparme con la cobijas envés de madrugar siendo obligada.

Febrero, una época de frío en España, mis padres pasaban mucho tiempo fuera de nuestra pequeña casa en los suburbios, la cual detestaba, además que me opuse de que nos mudáramos, porque el hecho de que un día me desperté e inmediatamente me dijeron que nos íbamos para España, no sé el porqué, pero después de varias razones que casi no tenían sentido y de que me rogaran, accedí, después de todo ellos habían sufrido demasiado con el asunto de mi hermano, pero no pudo haber sido peor, todo fue tan rápido que no me despedí ni siquiera de mi mejor amigo, Iván. Como me disgusta no haberlo hecho, aunque no fui la culpable, cuando me desperté ya todo estaba empacado, y el avión partía dentro de media hora, ellos y sus viajes de último momento; así que sin tiempo para nada, me tuve que ir de mi hermoso Panamá, de mi casa campestre con los caballos y la casa con más cercanía a el Parque Nacional Orbil donde había pasado buenos tiempos.

Mi vida en la universidad era aburrida, todo era rutina, conocidos que se ocupan más de hablar mal de las personas que conocerlas; familia, y ni hablar de los trabajos; todo tan complicado pero a la vez no, sin embargo me parecía tan tranquilo y relajado, como si no me importara, como si fuese algo demasiado sencillo para el resto de cosas que he hecho en mi vida, el problema es que no he hecho nada con mi vida.

Sé que me contradigo.

Mi padre logró que me aceptaran en la Universidad de Nebrija casi a mitad de semestre, aunque esta carrera, periodismo, ya había tenido cursos previos en Panamá y no me disgusta tanto estudiarla, ya que es algo que me había atraído un poco cuando estaba en el último grado de mi colegio, aunque nunca lo hubiese elegido así de rápido pero mis padres insistían que nuevo hogar, nuevo país, nuevo ambiente era igual a nuevos conocimientos, yo sospechaba que era para mantenerme fuera de casa para ellos poder sufrir aún con la muerte de mi hermano, los había visto llorar muchas veces sin que ellos supieran que los observaba, a mi aún me dolía porque era mi hermano, lo sigue siendo, crecí junto a él, y por alguna razón sentía más culpabilidad que dolor, pienso que debe ser por la impotencia que sentí al no poder ayudarle con su enfermedad.

-Oye tía, te estoy hablando ¿Me escuchas?- preguntó Noah, mi única amiga que he tenido en España, no es que todos sean antipáticos, sino que siempre he sido de pocos amigos.

Al hablar Noah, me devolvió a la realidad, no debía estar pensando en la mudanza y mucho menos en los meses anteriores que por alguna rara razón en mi mente eran escasos los recuerdos, no, más bien como si fueran un sueño, como si hubiera pasado hace mucho tiempo; noviembre… celebre con Iván mi cumpleaños… diciembre… no recuerdo el haber destapado mis regalos y tampoco haber dado, pero mis padres me habían mostrado cientos de veces lo que les había dado y lo que me habían dado, ya me había cuestionado antes, pero es que algo simplemente no encajaba, aunque después de la muerte de mi hermano casi nada era igual y tampoco coherente, todo había pasado tan rápido que aún puede que sienta desorientación en mi vida. Mis padres dijeron que era una especie de trauma por la muerte de Camilo, y tenía sentido, después de todo él era al que más amaba en mi familia.

Eternos II - Desnuda Tormenta (Secuela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora