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_POV Martina_

Bajé del auto y toqué el timbre en el edificio de Sofía. Habíamos conseguido un departamento, pequeño pero bastante acogedor, para ella y la niña. Su nombre es Ariana y ya tiene cinco meses.

—Sí, ¿quién es? —dijo ella al otro lado del parlante.

—Soy Mar —contesté. Sin más, ella me abrió la puerta de abajo.

Entré y cerré tras de mí. Fui hasta el elevador y apreté el botón correspondiente al cuarto piso, puerta B. Llevaba muchas cosas en las manos: pequeños artículos para la niña y un poco de mercadería.

Por el momento, Sofía no está trabajando, así que yo la estoy ayudando con la mercadería y cosas para la casa. Al llegar a su piso, toqué el timbre y, minutos después, ella abrió la puerta.

—¡Hey! —me abrazó ella—. ¿Cuándo llegaste de Estados Unidos? —preguntó.

—Hace unos días —contesté—. ¿Cómo han estado tú y la pequeña? —pregunté y dejé las cosas sobre la mesa.

—Muy bien, ella está durmiendo ahora —asentí.

Como dije, su departamento no es muy grande. Es un pasillo largo que te lleva a la cocina y el comedor juntos, y dividido está la mini sala de estar y la terraza. Tiene dos habitaciones y un baño, lo cual es perfecto para ellas dos. De hecho, estaba a un buen precio. Se lo regalé cuando nació la pequeña. Ella trajo los pocos muebles que tenía o que le regaló su familia, y yo le regalé los muebles que faltaban.

—No debiste comprar mercadería —dijo ella—. Apenas una semana atrás, me llevaste al supermercado trayendo dos carros llenos de alimentos.

—Bueno, para que tengan —dije—. Sofi, estás sin trabajo y tienes una gran responsabilidad —contesté—. Yo te voy a ayudar en todo lo posible. Además, no quiero irme a Estados Unidos por trabajo y no sé cuándo volveré a verlas, y no quiero que ustedes falten de comida —hablé.

—Agradezco todo, Mar, en serio. Pero tampoco queremos ser una carga para ti, y mucho menos con gastos —dijo ella apenada.

—No lo son —contesté—. Además, me encanta malcriarlas mucho —reí.

Ella rió y guardó las cosas que traje en su lugar.

—¿Volviste a comprarle ropa a Ariana? —dijo abriendo la bolsa de una tienda de ropa—. Mar, es hermosa y costosa. ¿Estás consciente de que solo la usará pocas veces?

—Sí, lo sé. ¡Pero me gustó! —dije.

Ella rodó los ojos, divertida.

—¿Y esto también? —dijo chequeando la otra bolsa.

—No, eso es para ti.

—¿Me estás tomando el pelo? —negué—. Martina, esto es ropa de alta costura —dijo asombrada—. Vale muchísimo más que todo este departamento —reí.

—¿Te gusta? —ella asintió emocionada.

—¿Es Gucci? —asentí. Ella se sentó asombrada—. Wow, no sé qué decir. Mar, gracias —me abrazó.

—No agradezcas, es más. Kylie me envió productos de su colección, algunas cosas son repetidas, y te traje para ti —ella me miró emocionada.

— Mar, no siempre tienes que hacer esto —dijo Sofía.

—Sofía, cállate y disfruta —respondí.

—Está bien —dijo ella—. ¿Tomamos mate?

—Sí, dale —contesté, y me senté en el sofá mientras ella colocaba el termo con agua caliente.

—Vi los premios —cerré mis ojos—. Estabas al lado de Shawn —dijo ella.

—Sí, fue una mala idea ir —contesté mirando mis uñas—. Shawn terminó con Camila.

—¿Qué? O sea, lo supuse, pero no quise hacerme idea hasta que ellos no lo hagan oficial.

—Bueno, Camila con aquella canción ya lo hizo oficial —bufé.

—Oh —dijo ella—. ¿Y hablaron? —negué.

—No tuvimos tiempo —mentí—. Está súper ocupado.

—¿Pero se saludaron? O sea, son mejores amigos.

—Ah, sí, sí —relamí mi labio inferior—. Igual, las cosas ya no son como antes, no pertenezco a su entorno —Sofía no dijo nada.

—Che, cambiando de tema —dijo ella, y se lo agradecí—. Cuando Emma cumpla el año, trabajaré de cajera en algún supermercado. Le pondré una niñera a Ariana.

—Mmm, no lo sé, es que aún es muy chica —dije.

—Mar, necesito independizarme. No puedo siempre vivir de vos —suspiró—. ¿Qué futuro le estoy dando a Ariana, entonces?

—No digo que no trabajes, pero empieza cuando ella crezca un poco más —me dije, y ella mordió su labio inferior.

—Es que no sé —dijo ella.

—No importa, no te preocupes por el dinero, Sofía. Tengo mucho dinero, ¿qué hago si no lo gasto? No me lo podré llevar a la tumba —dije—. Eres mi amiga y Ariana mi ahijada, y las voy a ayudar con lo que más pueda —agarré mi cartera y saqué un sobre—. Toma. Con él, cómprate ropa, lo que sea, lo que te haga falta —ella negó y se echó a llorar—. Dale, Sofía, acéptalo.

—Gracias —murmuró entre lágrimas, y me abrazó.

Emma empezó a llorar en ese momento, y ambas nos separamos.

—Iré yo —contesté, y ella me lo agradeció.

desconocidos ~ Shawn mendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora