-020-

662 38 11
                                    

_POV Camila_


Noah me invitó a almorzar hace unos días. Dudé al principio, pero una compañía no me vendría mal. Tengo que admitir que cuando grabamos "Havana", había una cierta química entre los dos, pero no pasó nada. Cada uno siguió su camino. Después de aquel almuerzo, volvimos a quedar.

Noah es un chico increíble, carismático y muy guapo.

- Al fin y al cabo, ambos tenemos cosas en común -dijo él.

Durante la cena, no paramos ni un segundo de hablar. Hasta nos dimos cuenta de que nos gustaban las mismas cosas.

- Tienes razón -dije.

Habíamos terminado de cenar y ya había muy poca gente en el restaurante, pero no nos importaba. ¿Coqueteábamos? Sí. ¿Nos deseábamos? También. Nuestras miradas eran profundas y nuestras piernas se rozaban debajo de la mesa.

- ¿Nos vamos? -dijo él.

- Sí -contesté. Pagó la cuenta y salimos tomados de la mano. Unos paparazzi nos esperaban afuera. Noah agarró mi mano y nos adentramos en su carro.

- ¿A dónde vamos? -preguntó.

- A donde tú quieras -respondí. Él sonrió, puso en marcha su auto y comenzó a conducir.

Nos estacionamos en un hotel y bajamos, adentrándonos en su interior para pagar una habitación. Subimos en el ascensor, intercambiando miradas cómplices, y él se acercó a mí.

Sin más preámbulos, nos besamos. El beso pasó de ser dulce y romántico a veloz y ardiente.

Las puertas del ascensor se abrieron y caminamos hacia la habitación que habíamos reservado. Él abrió y cerró la puerta detrás de él.

Se quitó la chaqueta mientras yo me deshacía de mis zapatos. Se acercó a mí y sus labios encontraron los míos. Desabrochó su camisa y caí de espaldas sobre la cama.

Podía ver la lujuria en sus ojos mientras pasaba una mano por mi muslo y me sonreía coquetamente.

Pero le detuve.

—No puedo hacerlo— dije y me aparté de encima de él. Él no dijo nada. —Lo lamento— suspiré.

—Tranquila— dijo él.

—Perdón, Noah— me puse los zapatos y agarré mis cosas. —Debo irme— dije, y sin más, salí de la habitación con lágrimas en los ojos.

Al llegar a la puerta del hotel, tomé un taxi. Aunque aún no quería admitirlo, seguía amando a Shawn.

Saqué el móvil y marqué, pero me daba fuera de servicio. Llamé a Andrew, quien me devolvió la llamada segundos después.

—Hola, Andrew, ¿sabes algo de Shawn?—pregunté.

—Camila, qué sorpresa escucharte— dijo. —Shawn está en el estudio, lleva días encerrado allí, deprimido. No quiere salir porque cree que empezaste a salir con ese chico— reprimí las lágrimas. —Tienes que hablar con él.

—Es muy difícil— murmuré. —Debo irme.

Colgué.










desconocidos ~ Shawn mendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora