En un mundo lleno de grandes tecnologías, hay diversas personas que son elegidas para portar un poder.
Sin embargo, el propietario puede utilizarlo para bien o para mal, dividiendo así la sociedad en héroes y villanos.
En la mayor ciudad del mundo...
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- Bueno, ¿ a quien le toca poner la marca?
Estábamos en un piso, el de un tal Muller para ser exactos, es un estafador.
El delito fue estafar a más de mil familias con un viaje online de un parque de atracciones. Como resultado obtuvo un montón de dinero y tristeza a los niños. Lo odio.
Crow y Mortis estaban inspeccionando el área en busca de dinero. Eran unos doce millones por lo menos.
- Por favor, no me matéis, os juro que no lo volveré a hacer.
Lo tenía debajo del pie, el hombre pataleaba y berreaba como un bebé.
Cojo la katana, la cual tenía en la espalda con su funda ( tengo dos) y se la pongo en el cuello.
- Cállate. - le ordeno con voz de pocos amigos.
- Listo Leon, ya lo tenemos todo. - me indica Crow con varias bolsas de dinero.
- Vale.
Sin miramientos le apuñalo poco en el corazón castigándolo. El hombre grita de dolor.
La katana tiene el filo suficiente como para cortar una roca de un movimiento, le atravieso las costillas y el pulmón, pero antes de terminar me detengo.
- ¿ Últimas palabras? - digo sonriendo.
No puedo evitarlo, matar y torturar a gente que no merece la vida me calma, no suena nada bien, pero es verdad.
- Listo.
Crow acaba de poner nuestra firma, por mi no lo haríamos, pero según él es decirles a todos los criminales que tengan cuidado.
- Está bien, larguemonos antes de nada. - digo terminando de limpiar la katana.
Ricochet nos habla desde los micrófonos, que están en nuestros oídos para poder comunicarnos, los micrófonos son invisibles.
- Bien, ya nos vamos. - informa Mortis.
Los tres salimos por la ventana, nos quedamos en la terraza de enfrente ( yo en invisible por si las moscas) y vemos todo.
- Bueno, ya está. - dice Crow suspirando.
- Le toca a Mortis darle el dinero a la policía. - les digo.
- Si, bueno. - se coge un papel y un bolígrafo de su traje, escribe una nota y la pone dentro de una de las bolsas. - Ir llegando a la guarida, yo enseguida llego.