El verano no podía terminar de peor manera para SeokJin, tomando por accidente el celular equivocado.
La situación empeora cuando descubre que el celular pertenece a YoonGi, un egocéntrico y repulsivo chico que se llevó también su celular.
A regañad...
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La casa estaba silenciosa cuando SeokJin terminó su tarea de administración. Se sintió bien por lo que había conseguido, pero entonces vio la montaña de tareas pendientes. Podría pedile ayuda a SeHun pero seguía dormido. Hizo una pausa rápida para ir por agua y comprobar sus mensajes de texto.
Extraño en Ascenso; YoonGi.
Llevaste a tu hermano sano y a salvo a casa anoche? Loarropaste y le leíste un cuento?
Puedes ahorrarte los comentarios.
Me lo tomaré como un sí.
Si te llamo me arroparás a mí también en la cama?
¿Me estás escribiendo por alguna razón en concreto?
Creo que todos eso celos contenidos se están apoderando de tí, pero no te preocupes. Ningún otro chico puede competir por lo que tengo contigo.
Ése es tu primer error: pensar que los chicos compiten por tí.
Volvió a leer su mensaje. Casi nadie conocía esa faceta suya. Normalmente, nunca bromeaba con alguien de buenas a primeras, y le llevaba su tiempo, pero con YoonGi era distinto. Los mensajes les habían permitido romper el hielo y eludir la primera etapa de su extraña 'relación'.
¿Y cuál es el segundo?
Dejar que tu ego hable por tí.
Ay, al menos no has negado los celos.
SeokJin negó con la cabeza y dejó su teléfono en la pequeña mesa junto a él. Su mirada aterrizó en las entradas para Chung-Ang que SeHun le había dado la noche anterior. En aquel momento no había entendido por qué eran necesarias para entrar al campus, pero después comprendió que eran muy especiales. Le permitían, a él y a un acompañante, acceder a una actividad exclusiva con el profesorado y, lo que era más importante, con la dirección. Era una forma estupenda de visitar el lugar, desde luego, pero también de codearse con el personal.
SeokJin tomó nuevamente su teléfono y llamó a JiMin. Supuso que le entraría el buzón de voz pero, para su sorpresa, contestó su amigo.
— SeHun me consiguió una visita guiada a Chung-Ang y me preguntaba si querrías venir conmigo —prosiguió diciéndole las fechas—. Sería pasar la noche allí.
— ¡Ojalá me hubieras avisado antes! Mi mamá reservó una mesa en mi restaurante favorito para este fin de semana. Es mi regalo por haber estudiado mucho este verano.
