El misionero

4.3K 216 43
                                    

Ban estaba tardando en regresar.  Se suponía que sólo serian un par de horas.  Pero ya  pasaba de la medianoche y el no había regresado. 

Me removí en mi cama. Y lo único que conseguí fue que desprendiera el olor de Ban de las sábanas.  El olor era muy fuerte, demasiado fuerte para  solamente haber pasado una noche aquí. 

Me recargue en la almohada y respiré profundamente. Era mejor dormir. Gustaf me había pedido que siguiera visitando a mamá, y era mejor hacerlo temprano y así disponer de mi tarde. Y ponerme al corriente con mis tareas en la universidad.

Sentí el peso extra en mi cama, sabía de quien se trataba.  Abrí los ojos lentamente y él me miraba fijamente

-Bonitas horas de llegar-. No quería que sonará a reproche pero así había salido. 

-Las cosas con Meliodas se alargaron más de lo que esperaba. Pero regrese tan pronto como pude.

-Así... imagínate si no lo hubieras hecho-. Ironice

-La razón es que tenía prisa.

-¿Y a que se debe?

-Quería venir pronto contigo-. Admitió. Haciendo que mi corazón latiera rápidamente.

-¿Y porqué la prisa?

Se acercó y besó mis labios -Dijiste que aún tenias tiempo antes de volver a tus labores.  Así que quiero aprovechar cada minuto que tengamos
 Empezando ahora. 

Dicho eso volvió a besarme mientras atraía más mi cuerpo a él. -Está noche quiero estar contigo, sin interrupciones. Solamente tu, yo y nuestro placer. 

No supe en que momento pasó , solamente sabía que estaba sentada en las piernas de Ban. Y el me besaba como si no hubiera un mañana,  comenzó a acariciar mi espalda e iba subiendo mi pijama, la cual únicamente consistía en un camisón negro. Ban se separó un poco para poder sacarlo. Y así dejarme únicamente en bragas. Siempre deteste dormir con sosten. No era la primera vez que estaba totalmente desnuda para Ban.  Aun así no pude evitar ponerme nerviosa. 

No quise quedarme atrás y le quite su playera. Dejando su torso desnudo. El se agachó a besar mis senos. No conforme con eso, apartó mi ropa interior y comenzó a masturbar mi entrada. 

-Ban!. Gemi sin contenerme.

💲

Tomé la cintura de Jericho y la recosté en la cama. Le quite las bragas teniéndola totalmente desnuda para mí. Finalmente después de tanto esperar la iba a ser mía.  Estaba desesperado, pero no podía evitarlo.  Llevaba casi un año sin hacer esto, y teniendo a Jericho era imposible no querer hacerlo todos los días.  Tenerla desnuda y follarla en cada rincón de este departamento. 

Incluso había tenido una estúpida fantasía dónde le hacía el amor en la biblioteca. Y de ahí no había puesto un pie en ese lugar. Tan sólo de pensarlo mi amigo despertaba

Yo mismo me quite el pantalón.  Y mi ropa interior. Sin darle mas vueltas me posicione sobre ella
Colocando mis piernas entre las de ella, las cuales estaban ligeramente plegadas
Quería sentirla cerca, sentir su clítoris cerca de mi miembro.
 
Comencé a frotar mi pene en su entrada mientas ella soltaba pequeños gemidos. Nuestros rostros estaban frente a frente y eso me dio la oportunidad para besarle.  Besar sus mejillas su cuello.  Donde deje varias marcas. Seguí frotando mi pene hasta sentir su humedad. Fue cuándo entre en ella sin pedir permiso o avisar. Grito y gimió al igual que yo. Clavo sus uñas en mi espalda. Pude distinguir un poco de dolor en su mirada.
 
-Estas bien?-. Pregunté preocupado. 

-Sí. Sigue-. Me suplico. Comencé a salir y entrar cada vez más rápido.  Besandola alguna que otra vez

-Ahh! Ban!-. Volvió a gemir.  Y eso me hizo sentir más exitado -Má... Más rápido

Si ella lo quería más rápido se lo haría más rápido. Ella deslizaba sus manos a   través de mi espalda y trasero. Exitandome, ella era consciente de lo que eso hacia en mí, de lo sensible que era esa zona. Volví a entrar y salir de ella. Aumentando el ritmo cuanto podía.
 Ambos seguimos hasta que libero sus fluidos.  Solo bastaron un par de estocadas más para que yo me corriera en su interior. Correría el riesgo de ello
 
Me deje caer aun lado intentado recuperar el aliento.  No quería dejar todo mi peso sobre ella.

Ella se abrazo a mí, mientras ambos buscábamos normalizar el pulso y respiración.

Minutos después volví  a empezar el juego.  Como había dicho.  Aprovecharía cada minuto. 

-Te amo.

Me había dicho la ultima vez que lo hicimos.  Antes de caer dormido, sin darme tiempo a responderle

Esa frase no dejaba de sonar en mi cabeza. 

En verdad me amaba o sólo había sido por el momento. No lo sabía y por aquella incógnita me había costado conciliar el sueño.

Desperté tarde. Bastante tarde, Ban no estaba a mi lado. Me levanté con dificultad, mi zona me dolía.  Todo era culpa de Ban. Estaba segura de que esto pasaría.  Su miembro era grande.  Nada tenía que ver con que fuese virgen,  porque eso lo había perdido hace tiempo. Aunque pensándolo bien, era mejor no decírselo a Ban. Estaba segura de que eso sería una gran estupidez  .

Empecé a caminar sintiendo la molestia en mi zona

Suspiré resignada. 
La primera pregunta que pasó por la mente al ver por primera vez su miembro,  fue
'Cómo pretende meterme eso. Ahora sabia la respuesta y aunque lo había disfrutado también había dolido. 

Me di un baño.  Estaba dudando en si ir a ver a mi madre o  no. Ella es muy observadora y no quería pasar por un interrogatorio incomodo.

Con este capítulo me he puesto al corriente.

Por la tarde sugiere la décima parte de la historia.

Sin más, espero les haya gustado

COMPAÑEROS  (reto 30 días +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora