4. Louis

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Cuando Harry sale de su casa, tengo que tomarme un minuto para que mi corazón se calme un poco. Primero, porque no esperaba que un chico visiblemente menor que yo fuera el que me contratara y en segunda porque honestamente, tampoco esperaba que fuera tan guapo, Harry era increíblemente alto y tenía un porte intimidante, vestía terriblemente elegante para alguien tan joven y sus lentes le daban un aire intelectual que bien podía haber inventado la cura de cualquier enfermedad.


Pero lo que más me había dejado sin aire, era su seguridad al hablar, era tan contradictorio, porque por un lado hablaba realmente lento, como si se tomara el tiempo para saborear cada palabra que saliera de su boca, pero al mismo tiempo parecía superior, con su tono de voz ronco y profundo, como si siempre estuviera ordenando. Además, me había hablado de forma indiferente y me veía visiblemente por debajo de su hombro, no solo hablando literalmente. Él, en solo unos minutos me había dejado sin palabras, y no estaba seguro si de buena o mala manera, solo sabía que yo no era precisamente del tipo callado, yo era hablador y me gustaba dar mi opinión, nunca me quedaba callado, pero Harry era realmente, realmente, diferente y molesto. ¿Cuantos años podría tener? No se veía como un adolescente, pero era visiblemente menor que yo.

Respiro para ponerme de pie e ir... ¿a dónde si quiera podía ir? No tenía ni idea que debía hacer, solo que estaba aquí para cuidar a la hermanita de Harry, ¿pero cuántos años podía tener? ¿Y a dónde se supone que debía caminar?

Pero cuando alzó la mirada, hay una pequeña niña en un pijama rosa, con el cabello rizado desordenado y unos ojos verdes mirándome con confusión.

— ¿Dónde esta Harry? ¿Quién eres? —su voz, a diferencia de la de su hermano, es rápida y aguda, aún así me tomo mi tiempo para pensar cómo demonios explicarle que no soy un extraño, cuando me levanto me doy cuenta que detrás de su espalda sostiene un sombrilla purpura con brillitos y ahora me amenaza con ella. — ¡No te muevas!

No puedo evitar reírme, pero aún así trato de disimularlo con una tos. 

— ¡Tranquila, soy Louis, amigo de Harry! —la calmo con lo primero que se me viene a la mente, o al menos eso intento pero ella no baja la guardia

— ¡Harry no tiene amigos! —me apunta más y se acerca amenazante, instintivamente alzo mis brazos.

—Bueno, soy un conocido —miento. —Harry me contrató para ser tu niñero.

Ella se ríe por un momento pero luego intenta ponerse seria, mirándome con sus cejas arqueadas.

— ¡Otra mentira, los niños no son niñeros! —me grita enojada y ahora es mi turno de reír.

— Sí que podemos, pero si quieres te lo puedo demostrar -ofrezco, yendo hacia mi mochila donde llevo una carpeta y mis papeles, probablemente ella ni siquiera sepa leer, pero no la quiero asustar y quiero ganarme su confianza, sé, de ante mano que debo tratarla como ella quiere: alguien con quien hablar y escuchar y no solo callarla y tratarla como una niña.

Ella extiende sus manitas y toma la carpeta, pone cuidadosamente la sombrilla en el piso y comienza a hojear mis papeles, donde llevo mi identificación, mi cédula de estudios que comprueban que estoy estudiando pedagogía y algunos certificados de que tengo experiencia con el cuidado de los niños, por supuesto, puedo notar que ella solo los mira sin leer, pero asiente con precisión.

—De todas formas yo no quiero una niñera —dice, devolviendome mis papeles, de pronto sus ojos se llenan de lagrimas. — Quiero a Harry —ahora su voz se escucha débil y no puedo evitar recordar a Phoebe y Daisy, — ¿Se fue sin despedirse otra vez?

—Cariño, él me dijo que lo despidiera por ti —miento inmediatamente, sin siquiera saber por qué justifico a Harry, es decir, dejo a un desconocido con su hermana menor, sin siquiera presentarlos o asegurarse de que era alguien de confianza. Obviamente, yo le había insistido en que todo iba a estar bien, pero si se tratara de cualquiera de mis hermanas, jamás las dejaría en manos de un extraño, dejaría lo que sea para estar con ellas. Aun así, eso no tiene nada que ver con Gemma y sus sentimientos, los cuales yo no quiero lastimar más. 

—Pero pudo gritarme un adiós —ella camina a su cuarto enojada y no puedo evitar seguirla.

—Escucha, cariño, tienes toda la razón, Harry hizo mal. —inmediatamente después de que pronuncio esas palabras, Gemma voltea con la cara esperanzada pero su ceja me demuestra que está confundida. —A veces los hermanos mayores somos unos verdaderos tontos y tienes todo derecho a estar enojada, sin embargo, no creo que las intenciones de Harry sean hacerte sentir mal.

—¿Eres un hermano mayor?, ¿cuántos hermanos tienes?, ¿las cuidas o no por qué eres niñero?—pregunta todo sin hacer alguna pausa, lo cuál es gracioso porque al parecer lo único que tiene en común con Harry es su físico.

Sonrió ante su curiosidad y el hecho de que ya no esta llorando y ya no quiere que me vaya, o lo olvidó.

—¿Sabes, Gemma? Te puedo contar todo lo que quieras sobre mí en el desayuno, pero primero necesito que te cambies mientras yo lo preparo. 

Ella cambia su cara a una de disgusto y me siento mal por cualquier cosa que haya arruinado nuestra ahora inexistente tranquilidad.

—No, Louis, quiero a Harry.

—Y yo quiero estar con mi mamá y mis hermanas, así como seguro Harry quiere pasar tiempo contigo pero a veces debemos sacrificar nuestro tiempo para compensarlas otras.

Gemma parece pensar lo que dije, lo cual no tiene sentido haberlo dicho pero parece funcionar.

—Voy a cambiarme y a hacer mi cuarto si el desayuno es Lucky Charms y panqueques. 

—No, Gemma, yo haré panqueques y quizá comas Lucky Charms si tu haces tu cuarto y te cambias.

Ella se ríe y me dice frustrada: — ¡Es lo que dije!

—No, Gems, en realidad es mejor y más cool si soy yo el que ofrece el trato, ya sabes, como autoridad.

Ella vuelve a reírse y me da un abrazo fugaz antes de correr a su habitación. Ahora tengo un peso de encima menos y menos nervios, un posible trabajo y una niña a la que parezco agradarle. 

Brittle Heart  [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora