Tenía que reconocer que en los últimos días en los que no reconocía mi vida.
A veces despertaba y pensaba que mamá estaría abajo preparando el desayuno, papá estaría tomando una taza de té mientras esperaba a que las chicas estuvieran listas para llevarlas a sus escuelas y yo estaría gritando que se me hacía tarde listo para ir a la escuela en bici.
Ahora estaba aquí, con la casa vacía sin las pertenencias de Fred, con mi madre aún en cama, recordándole a Lottie y Fizzy que ayudarán a las gemelas a prepararse para ir a clases y luego preparando el desayuno esperando que Harry trajera a Gemma y darle algunas lecciones en casa mientras las chicas estaban en la escuela.
Y me sentía atrapado, nostálgico, y sin saberlo estaba sintiéndome como un anciano que no vivió ni un poco. Y quien me hizo darme cuenta de ello fue Harry, aquella tarde cuando me invitó a dar una vuelta en su coche y me compro aquel delicioso helado de mango. Su amabilidad me había tomado con la guardia baja -y todavía lo hacía-, pero verlo venir y hacerse joven mientras reía de los chistes de mis hermanas y platicando con mamá me hacía darme cuenta que si aquel chico amargado que conocí el primer día podía, yo también.
Así que planeé algo para hoy, bueno, un plan que inicia hoy y tiene que durar el máximo tiempo posible: ser positivo, pero también regresar la amabilidad que de pronto me ofrece Harry, disfrutar de enseñar a Gemma y prepararme para el regreso de clases.
Así que me levanto media hora más temprano para ejercitarme. No hago mucho, solo un poco de estiramientos en la pequeña sala y un vídeo de fuerza de diez minutos.
Aún así termino agotado y muy, muy sudado. Cuando llega Harry a dejar a Gemma, esta vez se queda en el umbral mientras le digo a su hermana que se vaya sacando el material escolar en la mesa del comedor. Harry hace una mueca graciosa mientras examina mi outfit. Debo admitir que si bien sé que ahora es esta persona amable, su mirada sigue quemándome más de lo que puedo soportar, siento que si lo miro directo a sus ojos verdes, voy a caer y nunca salir de ellos.
— ¿Y qué te pasó a ti, si a fuera está helando? —me pregunta con un tono de burla pero lo mantiene discreto, cómo si aún no decidiera sí es seguro bromear conmigo o no.
Me recuerdo que necesito esto. Harry se ofreció como amigo -o algo así-, y yo necesito interacción con personas de mi edad y no solo con mi madre y cinco niñas pequeñas.
—Nada malo, solo me bañé con la ropa puesta —intento bromear y la cara de Harry es un poema, sé que se sorprendió por intentar regresar la broma y sé que la risa que me da es fingida. Pongo los ojos en blanco divertido, al menos lo intenta. —No tienes porqué reírte, sé que eso fue horrible... —Harry asiente mordiéndose su labio y me distraigo solo un poco mirándolo. —Pero entiéndeme, hace mucho que no hago esto...
—¿Ejercitarte? —me regresa la broma, metiendo las manos en los bolsillos de su cardigan de colores y suena tan natural que quiero golpearlo.
—Bromear, Harry, pero al parecer tú eres experto en esto, ¿no? —le digo irritado y el sonríe como, con demasiados dientes.
—Soy experto en muchas cosas, Louis —me dice arrogante y exhalo aire de forma muy ruidosa, él se ríe y continúa. —Pero lo que se me da más, son las bromas.
—No me digas —lo interrumpo y asiente sonriendo. Me cruzo de brazos pensando en qué decir para impresionar al señor de la bromas, pero nada viene a mi mente, incluso empiezo a ponerme nervioso cerca de este ser tan espontaneo. —No creí que tuvieras este lado.
— ¿Este lado genial y atractivo? —pregunta sonriente y creo que coqueto, ¿Qué demonios, Harry Styles?
—No, payaso y juvenil... —lo corto.
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Brittle Heart [Larry Stylinson]
Fanfiction[AU] Donde Harry es un arrogante estudiante de ingeniería que detesta cualquier cosa que no se resuelva con matemáticas, tiene todo... menos tiempo para cuidar a su hermana pequeña. Louis apenas puede pagar su carrera como maestro de literatura y o...