LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

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¿Practicamos lo que teorizamos?
¿Podemos superar los problemas con las teorías que conocemos?
Si ser feliz es sencillo, ¿por qué hay tanta gente que fracasa en conseguirlo? Hasta ahora, la ciencia ha tenido una visión ciertamente estrecha respecto a la inteligencia, asegurando que el C.I. es un dato genético que no puede ser modificado por la experiencia vital y que el destino de nuestras vidas se encuentra, en buena medida, determinado por esa actitud.
Pero este argumento deja de lado una cuestión decisiva: ¿ Qué cambios podríamos hacer para que a nuestros hijos les vaya bien a lo largo de su vida? ¿Qué factores entran en juego, por ejemplo, cuando personas con un elevado C.I. no saben que hacer, mientas que otras, con un modesto C.I., lo hacen sorprendentemente bien? La diferencia muchas veces se encuentra en el conjunto de habilidades que podríamos denominar inteligencia emocional, habilidades entre las que destacan:

Reconocer  y aceptar las propias emociones
• Controlar las propias reacciones emocionales
• Experimentar entusiasmo en las cosas que
hacemos
• Expresar los sentimientos convenientemente
• Reaccionar con sensibilidad delante de los
estados anímicos de los demás
• Perseverar en aquello que nos proponemos
• Saber motivarnos a nosotros mismos
• Pensar de manera positiva
• Diferir las gratificaciones
• Tolerancia delante de la frustración
• Reconocer y modificar los estados de animo

Todas estas capacidades, pueden aprendidas, esto significa que no somos un producto acabado, que nuestro carácter y la forma de vivirnos y vivir no esta determinada solamente por la genética sino que podemos actuar, modificar y resolver situaciones cotidianas a partir de decisiones responsables y de un compromiso con nosotros mismos.

  La herencia genética nos ha dotado de un bagaje emocional que determina nuestro temperamento, pero los circuitos cerebrales implicados en la actividad emocional son tan extraordinariamente maleables que no podemos afirmar que el carácter determine nuestro destino.
La infancia y la adolescencia constituyen una autentica oportunidad para asimilar los hábitos emocionales fundamentales que gobernaran el resto de nuestras vidas. Si no lo aprendimos entonces ahora puede ser el momento de aprenderlo. Aunque esté fundamentado en un aprendizaje es susceptible de ser aprendido de nuevo. La adquisición de nuevos conocimientos nos permitirá aumentar la posibilidad de optar para un abanico de alternativas diversas.
El C.I. no es suficiente para explicar los destinos tan diferentes de personas que tienen perspectivas, educación y oportunidades similares. Saber que una persona ha obtenido el título con unas notas excelentes equivale a saber que es muy buena en las pruebas de evaluación académicas, pero no nos dice absolutamente nada en cuanto a la manera en que reaccionará delante de las vicisitudes que le presenta la vida.
En el mejor de los casos, parece que el C.I. solamente aporta un 20 % de los factores determinantes del éxito, esto quiere decir que el resto depende de otros factores. La relación entre el C.I. y el hecho de conseguir nuestros objetivos vitales se pueden ver frustrados por otras características, estas componen el conjunto que llamaremos inteligencia.
Howard Garner afirma que no existe un solo tipo de inteligencia que resulta esencial para el éxito en la vida sino que, en realidad, hay más de siete variedades de inteligencia:
1. Inteligencia académica: capacidad verbal
2. Inteligencia académica: lógica matemática
3. Capacidad espacial, propia de los arquitectos
4. Talento Kinestesico, fluidez y gracia corporal
5. Dotes musicales.
6. La inteligencia interpersonal consiste en la capacidad de comprender a los demás, que cosas los motivan más, como trabajan y la mejor manera de cooperar con ellos, supone la capacidad de discernir y responder correctamente a los estados de ánimo, temperamentos, motivaciones y deseos de los demás. La podemos dividida en cuatro habilidades diferentes:
a) Liderato
b) Aptitud de mantener relaciones y amistades
c) Capacidad de solucionar conflictos
d) Habilidad para el análisis social
  7. Inteligencia intrapsíquica o intrapersonal relacionada con la intuición y con la satisfacción interna que se experimenta cuando nuestra vida se encuentra en armonía con nuestros sentimientos, nos permite configurar una imagen exacta de nosotros mismos, unida a la capacidad de establecer contactos con nuestros propios sentimientos, discernir entre ellos y aprovechar este conocimiento para orientar nuestra conducta.

ACTIVIDADES
1. ¿Para ti que significa ser inteligente emocionalmente?
2. Recrea alguna situación donde hayas experimentado bienestar emocional.
3. ¿Cuál de las habilidades que configuran la inteligencia emocional crees que tienes más desarrollada?. Pon un ejemplo.
• Reconocer y aceptar las propias emociones
• Controlar las propias reacciones emocionales
• Experimentar entusiasmo en las cosas que hacemos
• Expresar los sentimientos convenientemente
• Reaccionar con sensibilidad delante de los estados anímicos de los
demás
• Perseverar en aquello que nos proponemos
• Saber motivarnos a nosotros mismos
• Pensar de manera positiva
• Diferir las gratificaciones
• Tolerancia delante de la frustración
• Reconocer y modificar los estados de animo
4. De estas habilidades, ¿Cuál crees que necesitas potenciar o mejorar? Pon algunos ejemplos
5. ¿Cuál de los conocimientos teóricos que has adquirido con los años, crees que te cuesta mas llevar a la práctica?

Cómo Desarrollar la Inteligencia EmocionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora