EL OPTIMISMO : EL PODER DEL PENSAMIENTO POSITIVO

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Constantemente hemos de tomar decisiones. Fáciles o difíciles, pasajeras o trascendentes. Algunas son cotidianas; otras, oportunidades de oro. Hay que nos pueden hacer perder o ganar mucho. De algunas podemos prever las consecuencias ; las otras ni la imaginamos. Y esto nos hace sentir indecisos, paralizados, inseguros, con miedo, incapaces de jugárnosla, poco resolutivos ... O quizás nos coge en el día optimista y decimos eso de ... "Adelante! Vale la pena arriesgarse para conseguir lo que queremos!"
Las personas que tienen una vida llena de éxitos en todas sus áreas de actividad y de relación necesitan grandes dosis de optimismo y ocasionalmente cierto pesimismo. El pesimismo refuerza el sentido de la realidad y nos permite actuar con exactitud y precisión. Pero hemos de valorar en su justa medida cuando cierto grado de pesimismo puede favorecer el punto de contacto con la realidad y cuando puede ser un factor paralizador.

Será necesario que aprendamos a hacer un balance de gastos y beneficios.
El pesimismo causa depresión
• El pesimismo induce más a la inercia que no a la actividad cuando salen
dificultades y contratiempos
• El pesimismo nos hace sentir mal : tristeza, perdida de voluntad,
preocupación, ansiedad
• El pesimismo lo impregna todo. Los pesimistas no insisten cuando se
enfrentan con los retos y, por tanto, fallan con mas frecuencia... incluso
cuando el éxito es posible.
• El pesimismo va asociado a una pérdida de salud.
• Los pesimistas fracasan cuando intentan ascender
• Los pesimistas se sienten peor incluso cuando tienen razón y los
acontecimientos se vuelven en contra. En estos casos su pauta explicativa, convierte el desastre el pronostico y a continuación del desastre hacen una catástrofe.
Lo mejor que se puede decir de un pesimista es que sus temores eran fomentados. El equilibrio parece favorecer a l'optimismo, pero hay momentos y lugares en los que tenemos necesidad de nuestro pesimismo. Todas las personas hemos experimentado alguna vez los dos estados.

La pauta explicativa probablemente también tenga su papel. Cuando pasamos por puntos altos nos sentimos más optimistas que de costumbre. En los bajos, en cambio, nos sentimos más inclinados a la depresión y al pesimismo. Tan pronto como vemos la cruda realidad y las complicaciones que comportan nuestros planes.

  Cuando estamos en un momento del ciclo bajo, todas las preocupaciones, fácilmente rechazadas en los momentos de ciclo alto, parecen acaparadoras. Durante estos ataques diarios de pesimismo podemos advertir su papel constructivo en nuestras vidas. El pesimismo, en sus formas leves, hace la función de frenarnos un poco con tal de que no exageremos en nuestro optimismo, nos obliga a pensar dos veces lo que vamos a hacer o a decir, que no tomemos decisiones a la liguera, ni que hagamos actos irreflexivos, que no seamos temerarios.
En los momentos optimistas de nuestra vida nacen los grandes proyectos, sueños y esperanzas.
En los momentos optimistas la realidad se distorsiona para hacerla más alegre con tal de que nuestros sueños puedan aflorar. Sin estos lapsus de optimismo nunca superaríamos la menor dificultad y todo nos intimidaría.
Mientras ascendemos y descendemos en este ciclo cotidiano la tensión dinámica entre optimismo y pesimismo nos permite a la vez aventurarnos y protegernos sin peligro, ya que mientras nos dirigimos hacia uno de los extremos, la misma tensión nos está conteniendo. En cierta medida, es la fluctuación perpetua lo que ha permitido al ser humano realizar tantas cosas.

Fruto de otras épocas más difíciles para la humanidad, las personas tenemos aún en nuestro cerebro grabadas las prevenciones del pesimismo: el éxito es efímero; el peligro nos espera en la esquina; el optimismo es temerario.
La evolución nos ha permitido que dentro de cada uno podamos equilibrar los consejos del osado con las advertencias del cauto. Cuando el optimista nos impulsa a probar y el pesimista nos aconseja a retroceder, una parte de nosotros tiene en cuenta las dos posturas. Este buen consejero es el juicio o entendimiento.
Comprender la simple virtud del pesimismo juntamente con las consecuencias frustrantes, paralizantes, nos permite aprender a escoger el optimismo la mayoría de veces, pero sin dejar de lado el pesimismo cuando este sea necesario.

ACTIVIDADES
1. Comenta una situación que estés viviendo en el momento y te preocupe conocer el desenlace final. Escribe la solución más positiva al conflicto de todas las que se puedan producir.

Cómo Desarrollar la Inteligencia EmocionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora