Capítulo 16: "La felicidad que siempre he buscado"

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Recibía la dulce brisa en mi rostro, se sentía como un toque delicado el cuál no quiero dejar de sentir nunca, estaba tan sumida en mis pensamientos que no me había dado cuenta que alguien me estaba observando hasta que se acercó a mí

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Recibía la dulce brisa en mi rostro, se sentía como un toque delicado el cuál no quiero dejar de sentir nunca, estaba tan sumida en mis pensamientos que no me había dado cuenta que alguien me estaba observando hasta que se acercó a mí.

—Se siente bien, ¿No Amelie?— Dijo él con su voz serena, sonreí instantáneamente, sabía de quién se trataba
—Por primera vez en mi vida puedo decir que sí, se siente muy bien— Dije mirando al frente, disfrutando del aire que la naturaleza me otorgaba en ese momento
—¿Quieres hacer algo ahora? Podemos ir a la playa o ver una película— Aunque no lo estaba viendo, podría apostar a qué está sonriendo
—Siempre he querido ir a la playa, me gustaría ir allí— Dije aún sin mirarlo
—Entonces ahí es donde iremos ahora mismo— Tomó mi mano y fuimos caminando hasta llegar al dicho lugar.

Mientras íbamos caminando ninguno de los dos emitía palabra alguna, estábamos yendo en silencio, pero no era para nada un silencio incómodo, más bien uno en dónde te pones a pensar de las cosas que suceden para llegar a dónde se está ahora, un momento en dónde puedes ir cómodamente a dónde sea, ese silencio lo completaba la persona de la cuál iba acompañada, él me brindaba mucha seguridad y serenidad, al fin había encontrado a alguien que me transmitía eso, al fin me sentía segura junto a alguien que no fuera mi padre.

—Hemos llegado Amelie, ¿Que quieres hacer? ¿Jugamos carreras?— Preguntó emocionado, podría decir que estaba más emocionado que yo
—¿Pero que cosas dices Daniel? ¿Enserio quieres jugar a carreras?— Lo miré levantando una ceja, me divertía su comportamiento
—Si, anda por favor, solo será un ratito pequeñito— Hizo un tierno puchero, no podía resistirme a eso
—Bien, te espero en la meta perdedor— Dicho eso comencé a correr.

Aunque no sea muy atlética, corrí bastante rápido, pero al pasar unos minutos ya estaba cansada, se sentía tan pesado correr sobre arena, mis pies pedían un descanso, pero como soy competitiva, no paré y seguí hasta que llegué a una roca que daba justo al mar, tomé asiento en ésta y comencé a contemplar el movimiento del agua, el cuál estaba adornado por un bello atardecer con una maravillosa mezcla de colores.
Luego de un par de minutos, sentí como alguien se sentaba a mi lado, era Daniel, quién venía cansado de tanto correr, solté una pequeña carcajada al verlo en ese estado, estaba sudando y respiraba agitado.

—¿Te cansaste chico carreras?— Pregunté burlonamente, éste me miró con sus ojos entrecerrados, haciendo que me ría por su forma tan infantil de expresarse
—No es gracioso Amelie, casi muero, corrí muchísimo y tú no tienes compasión— Reí más fuerte
—Yo corrí lo mismo y soy menos atlética que tú, sin embargo no me estoy quejando, no seas exagerado— Reí un poco más y seguí mirando el cielo
—Me alegra verte así Amelie, deberías sonreír más seguido— Dijo mirando fijamente al cielo, tenía una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.

Miraba como el sol se ponía mientras pensaba en todo lo que me ha pasado, éstos últimos meses fueron de muchos cambios, uno de ellos, es que volví a sonreír y hasta podría decir que fuí feliz, al fin me podré ir en paz cuándo lo haga, porque por fin en mi rostro se dibujó una sonrisa verdadera, una sonrisa de felicidad y que me hizo sentir bien.
Mi vida cambió de un día para otro, yo no creía que eso podía pasar, pero sucedió y aunque hubieron tropiezos en el camino hasta llegar aquí, valió la pena cada minuto, no me arrepiento de haber conocido a Daniel ese día oscuro, fue como mi ángel guardián que vino a salvarme y cuidarme.
Gracias a él pude experimentar lo que siempre quise y aunque no haya experimentado el amor, encontré a un amigo para siempre, un amigo verdadero y que conservaré siempre en mi corazón, desde donde sea que vaya a estar, voy a cuidar de él y protegerlo, así como él lo hizo conmigo. Gracias Daniel por darle sentido a mi oscura vida de dolor.

DEPRESSION→ [Kang Daniel y tú] «Terminada»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora