Soobin no puede evitar sonrojarse cuando Yeonjun sonríe tan tiernamnete y se la pasa riendo como si relamnete hubiese sido gracioso el chiste.
Le encanta y es una pena admitirlo.
Es un apena admitir que Soobin nunca se va a poder ver a un lado de esa sonrisa mientras sus frentes chocan pensando en el siguiente paso que van a dar.
Se siente triste el cómo tienes que aceptar que nunca podrás besar a tu compañero de trabajo, porque por más cercanos que eran, por tantas sonrisas que se regalaban, por tanto tiempo juntos, siempre serían simplemente eso, compañeros de trabajo.
Se tenía que aferrar a la idea de no querer ir con el y abrazarlo eternamente.
El no aceptaba sus sentimientos ante el mayor, lo hacían sentir débil.
Cómo si amar fuera algo malo.
Pero para este tipo de situaciones tampoco es algo bueno.
Lo abrazo por la espalda, posicionando las manos en la cintura de él contrario, algo inesperado desde la perspectiva de el de cabellos amarillentos.
Una bonita sonrisa se apoderó de ambos, Yeonjun se volteo y puso sus manos en la cintura de Soobin y antes de que se alejara.
- Te quiero - musito Yeonjun, no era nuevo decirlo entre ellos, siempre se daban muestras de afecto sin pensarlo, pero en esta situación las palabras cobraban un sentido diferente.
- Yo también - Antes de que sus mejillas estallara en un bonito color carmesí Soobin se separó y se fue a sentar en algún lugar algo alejado.
Yeonjun se sintió vacío despues de que se separaran, pero tan lleno de sólo recordar aquel momento.
Tan tontos que no se pueden dar cuneta de los sentimientos tan obvios entre ellos.
Cursis y bobos, indiscretos y disparejos, pero sobre todo amantes sin saber que lo eran.
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