XXI: Anthony

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La brillante energía que sentía rodeando su ser, y magnetismo de sus alucinaciones eran dignas de mantenerlo concentrado y aparentemente lucido. Era levemente consiente de que no estaba en la dimensión en la que debía estar, su alrededor se sentía demasiado ligero y nebuloso... extraño.

De repente el fondo se iluminó y lo encegueció, se sintió abrumado por esa energía brillante que antes ya había sido capaz de distinguir alrededor. Sus memorias parecieron salir corriendo de su mente, escapando por delante de sus ojos de una forma tal que le hicieron humedecer los ojos con dolor en un instante.

De nuevo tenía esa visión que Wanda le implantó hacía años en la fortaleza de Hydra en Sokovia: solo vio muerte a su alrededor, edificios destruidos y su familia, los Vengadores, derrotados. De nuevo el aire le pesó, y hubieron demasiadas cosas que se le escaparon de las manos en ese instante: Loki no estaba con él y eso lo aterrorizaba. Cuando intentó buscar a su alrededor, sólo encontró llamas, en medio de las cuales sus padres yacen, calcinándose hasta hacer brotar su sangre hirviendo y luego yacer sobre el suelo, muertos.

Por supuesto, le era increíble contemplar desde lejos una escena así, por más que intentaba correr hacia ellos y salvarlos, sus movimientos no lo hacían avanzar un centímetro. Se repitió entonces a si mismo que era una pesadilla y comenzó a vagar por el lugar intentando relajarse. Fue inteligente, pero no tardó ni dos minutos en renunciar a ese plan y comenzar desesperarse, porque seguía escuchando sus voces de auxilio. Tenía la necesidad de arrojarse a ellos y decirle que los amaba y que los extrañaba con su vida, que le hacían falta desde el minuto uno en que supo que no los volvería a ver y que lamentaba (nuevamente) haberles fallado.

En lugar de eso, cerró sus ojos y tapó sus oídos, "¡ya basta!" dijo, y todo acabó mágicamente allí. Sin embargo, no tardó en oir otra afirmación:

—Nos mataste —Se escucharon unas voces sin dueño, Tony volteó, intentando buscar a su enemigo.

Aun así intentaba, en ese estado de decadencia, descifrar si todavía se encontraba en el infierno, luchando por Loki o estaba durmiendo y no podía despertar de una pesadilla. Procuró usar su reactor para viajar a Asgard, pero inoportunamente se tropezó y terminó sumergido en una especie de piscina con un fluido denso, la misma lo absorbió como la gelatina absorbe a una fruta, y cayó cada vez más profundo en su interior, en sus propios temores, muy lentamente...

Sintió que unos brazos lo terminaron de arrastrar hasta el fondo, y, traspasando aquel fluido viscoso, lo devolvieron a tierra firme. De alguna manera agradeció salir de allí, ya que ese lugar le había despertado una emoción más grave que la culpa, y en ese momento ya podía estar más tranquilo porque sabía que algo como un mal viaje había ocurrido. Tal vez medicaciones mal empleadas de los asgardianos. Pero no tuvo tiempo de reflexionar, sus sentidos enloquecieron de repente, y sintió nauseas, parecía que todo se acabaría y sus ojos no distinguían más que oscuridad.

«¡Loki!», intentó gritar —claro que lo intentó— pero no hay nada en el mundo que le devolviera una pizca de su voz. Se sintió como estar paralizado.

—Oh, no me sorprende, sus raíces llaman, no lo sé —dijo una mujer. Tony logró escucharla, no pudo verla ni tampoco hablarle, pero aun así logró distinguir el leve tacto en su pecho, le pareció extraño no sentir el peso de su reactor allí, pero todavía no podía moverse con libertad. Era como un estado catatónico.

—Claro que no, tan excéntrico resulto nuestro hijo que no podría terminar con otro que no fuese un mortal. Un insulso mortal —agregó esa voz varonil y profunda. Parecía estar refunfuñando por quién sea que fuese su hijo. Tony se atrevió a pensar que debía ser alguien muy desobediente.

—Bueno, debo admitir que tiene un espíritu muy... pasional —replicó la voz femenina.

—¡Es valiente, mujer, pero no lo confundas con decente! —respondió más animado aquel hombre, indagando en una connotación tan efímera como lo era la vida desastrosa de Tony... al menos a sus ojos. Ella pareció coincidir por el breve momento en que le dedicó un tarareo.

Vestigios de Alma » IronfrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora