∙ rusteloosheid ∙

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"Rema, rema, rema tu bote" se escuchaba como una horda de niños haciendo guardia para cazar y comer. Y él llevaba tiempo sin siquiera probar un poco de agua. Sabía que debía conservar la calma, pero sin poder evitarlo su respiración estaba acelerada, sudaba y el mágico encantamiento para bajar su frecuencia cardíaca esta vez no lo ayudaría. Estaba solo y al borde de la locura.

—¿Problemas?

Al escuchar esa voz, Tony casi se cae desmayado. Se sostuvo de una pared, intentando reponerse. Su risible búsqueda después de todo no era tan mala, ahora mismo estaba al lado de la puerta del departamento de Robert, la 2505.

—Dios, sí —suspiró—, en realidad muchos. ¿Qué sucede con la gente por aquí? Están siendo como animales en este mismo instante: hay robos, orgías... ¿Están consumiendo drogas? ¿Tú consumes drogas? Estoy realmente asustado por todo esto, y sí, me tomaré el atrevimiento de decírtelo, sabes... Estoy muerto de miedo con todos aquí, y... Mi Dios —dijo dramáticamente Tony (aunque no era para menos), se sostuvo la boca de su estómago con una mano y con la otra su frente; sintió que vomitaría—. Hay... hay una... en realidad hay varias personas muertas en el lobby. ¡Y en la entrada, entre la basura, vi tres cuerpos! Ya lo hice. Lo dije. Solo mantén la calma.

—Tú no eres de por aquí, ¿verdad? —preguntó Robert, arqueando una ceja. Al mismo tiempo, Tony resbalaba por la pared hacia el piso al ver que nada produjeron sus palabras en su interlocutor.

—Necesito... necesito salir de aquí —susurró.

—Hey, ¿Qué sucede? ¿Te sientes bien?

—No, no estoy bien —dijo, abrazando sus rodillas—. Necesito mi armadura, necesito... la necesito, yo... solo... mi armadura.

¿Qué obtienes si sumas unos cuantos desastrosos factores? Ya sabes, cosas básicas y cotidianas en el mundo mágico del que actualmente es parte nuestro genio multimillonario... Hablamos de problemas de ansiedad y pánico, viajes inter-dimensionales, ayuno por dos días, y por último (pero no menos importante): cruda miseria humana... Bueno, este es el resultado: una bola de inseguridad llamada Tony Stark.

—Señor necesito que se concentre, ¿cuál es su nombre? —Tony ni siquiera contestó, no podía, estaba muy ocupado pensando en cómo hacer para calmarse, irónicamente—. Pase adentro —decidió decir el doctor, rompiendo la primera regla que pactó consigo mismo para mantenerse a salvo: no demostrar empatía.

Sin embargo, Tony no parecía un tipo peligroso. De hecho, no quería pasar, estaba teniendo muchos pensamientos negativos sobre Laing; es decir, ¿qué tal si quería matarlo y comerlo? Después de todo, aquí muchos eran al parecer caníbales. Estaba muriendo de simplemente pensar en cosas malas que lo ponían ansioso. Y cosas como: «¿qué tal si me quedo aquí, pero alguien de todas formas me mata?»

—Ni siquiera puedo moverme de este lugar —murmuró mirando esos ojos comprensivos de Loki. Estaba cubierto de sudor de una forma inusual y el canto de los niños se volvía más agudo, más rápido y más alto.

Inesperadamente, el doctor Laing se agachó y lo tomó en sus brazos.

—Te comerán vivo aquí... literalmente.

El susurro le erizó la piel y un desmayo pronto envolvió su mundo en oscuridad. Tal y como en el atentado a Nueva York estaba perdiendo el control; ya no tenía manera de volver o salir de este edificio y esto era su propio agujero de gusano hacia la miseria misma... todavía no comprendía porqué pasaba por esto, estas cosas escapaban de su entendimiento.

Vestigios de Alma » IronfrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora