Capítulo 5.

346 50 9
                                    

El amable señor Hwang le abrió la puerta a Seung Min, saludándolo con una sonrisa antes de hacerse a un lado para dejarlo pasar al interior de la casa.

—Hyun Jin y mi esposa están en el comedor —le dijo—. Estamos por terminar de desayunar, pero podemos servirte algo, si gustas.

—Oh, no, no es necesario, señor. Ya desayuné. Se lo agradezco mucho, de todas maneras —respondió, algo apenado por tener que rechazar la oferta, pues sabía que la madre del pelinegro era una excelente cocinera.

Hyun Jin se puso pálido momentáneamente cuando vio a Seung Min entrar al comedor. Quería preguntarle qué estaba haciendo ahí, pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta.

—¡Minnie! ¡Qué gusto verte! —La señora Hwang se levantó de su lugar para recibir al castaño con un cálido abrazo—. Jinnie no me avisó que vendrías a desayunar con nosotros —comentó tras soltarlo, volteando a ver a su hijo como si exigiera una buena explicación.

—En realidad, esto es una visita sorpresa —rio un poco, salvando al pelinegro de un leve regaño.

—Ya veo —la mujer sonrió con dulzura—. Por cierto, ¿Jinnie te dijo que mi esposo y yo saldremos la próxima semana? Sería genial que pudieras quedarte aquí en la casa y pasar algo de tiempo con él.

Seung Min le había dicho al más alto que así lo haría, pero de un momento a otro se puso incómodo con la idea de estar a solas con él. Era claro que primero necesitaban conversar y saber si realmente todo estaba en orden con su relación amistosa.

—Sí, me lo contó ayer —habló por fin—. Olvidé por completo decírselo a mi mamá, pero haré todo lo posible por quedarme con Hyun Jin el próximo fin de semana —mintió, pues lo derrotó la sensación de que era mejor decir esas palabras antes que confesar "Su hijo me besó anoche, así que ahora no estoy muy seguro respecto a cómo están las cosas entre nosotros y no sabré si quiero estar cerca de él o no hasta que aclaremos el asunto".

—¡Eso es maravilloso! —Exclamó la señora Hwang alegremente.

Unos cuantos minutos después, los padres de Hyun Jin tuvieron que ir al supermercado y dejaron a ambos jóvenes solos, atrapados en medio de un silencio un tanto fastidioso.

Seung Min fue el primero en abrir la boca, sintiéndose ya un poco desesperado por la ausencia de ruido, sólo esperando haber elegido una frase adecuada para abordar el tema que no dejaba de dar vueltas en su cabeza.

—¿Estás seguro de que el beso de ayer no fue nada? —Soltó de manera directa, cosa que atrapó desprevenido al más alto.

—Seung Min... —Suspiró, sintiendo un curioso golpecito en su pecho; no quería darle al contrario una respuesta positiva, pero tampoco una negativa—. Escucha, acabo de recordar que tengo tareas pendientes y debería hacerlas de una vez, ¿podemos hablar acerca de esto en otra ocasión? Ya sabes, cuando esté menos ocupado y estresado.

—¿Estás hablando en serio, Hyun Jin? —Frunció el ceño. Ni siquiera fue consciente de que su voz cargaba con cierto tono de molestia.

—Sí —dijo en voz muy baja, avergonzado por estar mintiéndole a su amigo, quien no había hecho absolutamente nada para merecer semejante trato.

—¿Por qué no me enviaste un mensaje de buenas noches ayer? Siempre me escribes —desvió la mirada, temiendo por unos momentos haber hecho que esa pregunta pareciera una reclamación—. Tú... no lo olvidaste, ¿o sí?

—Lo siento —hizo una breve pausa—. Yo... llegué tan cansado a casa que... me quedé dormido.

La conversación se volvía más incómoda con cada segundo que pasaba. No podían verse a los ojos, lo cual tenía aterrado a Seung Min. Si su amistad con Hyun Jin en verdad se había roto o afectado, ¿qué iba a hacer?

El día que lo cambió todo [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora