Capítulo 10.

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Chan estaba listo para sujetar la mano de su novio y salir del aula tan pronto como la hora del almuerzo comenzara, pero tuvo que quedarse atrás porque la profesora lo llamó precisamente a él y le pidió que la ayudara a llevar los trabajos de ese día hasta su escritorio en la sala de maestros. Murmuró, quejándose casi como un niño pequeño, preguntándose por qué él había sido elegido entre todos los alumnos disponibles.

Felix ya sabía en dónde su novio y los amigos de éste solían sentarse a almorzar, así que simplemente se adelantó.

El pelirrojo avanzó tranquilamente hacia el punto de reunión, pero la sonrisa en sus labios desapareció por completo cuando llegó y se encontró con que Seo Chang Bin era el único que estaba ahí. Sintió ganas de retroceder y esperar a Chan en el pasillo, pero era tan evidente que el pelinegro ya lo había visto, así que terminó por acercarse.

Se sentó en la misma banca que él, pero lo más lejos que pudo para seguir teniendo su espacio. No sabía qué decir, parecía un animalito indefenso y asustado ante el más bajo, por más que quisiera verse calmado.

—Hola.

No se esperaba escuchar la fría voz de Chang Bin tan súbitamente.

—Hola... —Respondió al saludo.

—¿Y Chan?

—Ah... Tuvo que ayudar a nuestra profesora, pero nos alcanzará pronto —su mirada se encontró con la del pelinegro unos segundos, sintiéndose intimidado.

—Ya veo.

Chang Bin se distrajo con el pan relleno de carne que había comprado en la cafetería, agradeciendo en su mente que tener comida en la boca era la excusa perfecta para mantenerse en silencio. Felix tampoco se animó a agregar algo. Levantó sus palillos, abrió el recipiente donde llevaba los fideos secos con vegetales que había preparado en la mañana y empezó a comer.

Seung Min, Hyun Jin y Chan llegaron unos cuantos minutos después, haciendo de inmediato que el ambiente fuera más agradable.

El australiano pelirrojo seguía siendo el más callado de todos los chicos, pero al menos se sentía cómodo conviviendo con los amigos de su novio. Incluso compartió su comida con ellos y terminó recibiendo varios halagos por sus fideos. Chang Bin fue el único que se negó a probarlos porque, según expresó, ya no tenía hambre.

Las horas avanzaron con normalidad, las clases no eran tan pesadas porque la época de exámenes aún estaba algo lejos, parecía un día como cualquier otro, sin cosas especiales o fuera de lo común. Cuando Hyun Jin alcanzó a ver cómo Chan y Felix salían de la escuela con las manos unidas al final de las clases, echó a volar su imaginación.

Si Seung Min y él pudieran sostener sus manos de esa misma manera y caminar así de juntos...

¡No! ¿En qué estaba pensando?

—¡Hyun Jin!

La alegre voz de Seung Min hizo que el pelinegro reaccionara y volviera a la realidad, pero al mismo tiempo una especie de pequeño ataque de pánico se apoderó de él cuando reconoció al castaño a su lado. Sintió sus mejillas arder por culpa de lo que había estado imaginando y dio media vuelta rápidamente con la esperanza de que el contrario no se diera cuenta.

—¡Lo siento mucho, tengo que irme! —Casi gritó.

—¿Vas hacia tu casa? —Preguntó el más bajo—. ¡Volvamos juntos, como ayer! Ya que soy muy buena persona, esta vez yo pagaré por lo que tú quieras de la tienda, ¿sí?

—No puedo, no puedo —estaba seguro de que seguía sonrojado y no quería permitir que su amigo lo viera así—. Es que... hoy tengo que ir... a... otro lugar antes de llegar a mi casa, así que...

—¿Quieres que te acompañe?

—No, no, no. ¡No es necesario!

—¿Qué pasa? —Preguntó con curiosidad, frunciendo el ceño levemente—. ¿Por qué no volteas a verme?

—Ah... Yo...

—¿Así será ahora? —Ya no quedaba ni un solo rastro de felicidad en la voz del castaño.

—¿De qué estás hablando?

—¿Harás como que todo está bien en la mañana para después ignorarme en la tarde? —Cuestionó sin poder esconder el dolor que la actitud ajena le causaba—. No sé qué está pasando, Hyun Jin, pero no me gusta... Todo estaba bien antes de que me besaras.

—¡Ah! ¡Basta! Seung Min, no pienses de más y no vuelvas a mencionar ese tema, por favor. Estaré muy ocupado esta tarde y tengo que irme, eso es todo.

Unas cuantas lágrimas se formaron en los ojos de Seung Min, pero éste hizo su mejor esfuerzo por no dejarlas salir delante del más alto.

—Deja de mentir. Sabes que tengo razón con lo del beso, aunque siempre trates de evitar ese asunto —agachó la mirada, sintiendo cómo su cuerpo comenzaba a temblar—. No entiendo por qué no quieres hablar acerca de eso, no sé por qué es tan difícil para ti admitir que hiciste algo que no debías y ofrecer una maldita disculpa, ¡no te reconozco, Hyun Jin!

—¡¿Crees que no he intentado decirte que lo lamento?! —Desesperado, alzó la voz y finalmente volteó a ver a su amigo.

—¿Lo has hecho? Pues déjame decirte que no parece —se le escapó un sollozo, importándole poco que las personas que pasaban por ahí voltearan a verlos—. En serio, ¿cuál es tu problema?

—¡Bien! ¡Me descubriste! —Se dio por vencido—. ¿Quieres que te pida perdón por lo que hice aquella noche después de que nos reunimos en la casa de Chan? Pues olvídalo, no lo haré. ¡No lo haré, Seung Min!

—¿Por qué...?

—Porque... mi problema es que tal vez no lo lamento ni siquiera un poco —confesó.

—¿Qué...?

La voz de Seung Min no era más que un débil susurro para ese entonces.

Continuará.

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Ah... Bueno, supongo que un paso hacia delante es un paso hacia delante, incluso si no es muy firme.

¡Gracias por leer! 💖

El día que lo cambió todo [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora