Capítulo 12.

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Los señores Hwang incluso consideraron cancelar su visita a la casa de los abuelos cuando Hyun Jin dijo estar enfermo. Sin embargo, durante la mañana del viernes, el joven pelinegro anunció que ya se sentía bien y se alistó para ir a la escuela, asegurándole a sus padres que no debían preocuparse.

—¡Ya no me duele nada! —Comentó con una tierna sonrisa—. Pueden ir tranquilamente con los abuelos y darles muchos abrazos de mi parte.

—¿Estás seguro, hijo? No nos gustaría que tuvieras una recaída mientras estamos lejos y que no haya nadie cerca para ayudarte —dijo su madre, frunciendo el ceño por la preocupación que la sola idea le provocaba.

—No estaré solo, mamá —intentó transmitirle algo de calma a la mujer—. Mis amigos se quedarán aquí conmigo.

—Bueno... Supongo que no pasará nada malo si estás acompañado —reconoció finalmente—. Aun así, puedes llamarnos por teléfono si pasa algo.

—Por supuesto.

Hyun Jin se despidió de ambos adultos antes de colgarse su mochila y salir de la casa. Mientras caminaba hacia la escuela, pensaba sin parar en la conversación que había tenido con Seung Min el día anterior. Ser sincero no había sido tan fácil porque ni siquiera él mismo era capaz de comprender al cien por ciento qué estaba sucediendo dentro de su cabeza, pero se sentía satisfecho por haber mostrado al menos una parte de sí: la que deseaba besar una vez más al chico castaño. Seguir ocultándolo lo habría vuelto loco.

Por otro lado, Seung Min ni siquiera había logrado dormir por más de sesenta minutos seguidos. No supo cómo reaccionar después de que Hyun Jin admitiera que una parte de sí deseaba besarlo otra vez, así que simplemente pidió un poco de tiempo para relajarse y pensar a solas. Tener las cosas más claras no le brindó la paz que creyó que obtendría en un inicio... Al contrario, el nudo en su mente creció tras haber escuchado aquella confesión.

Llegó a la escuela, cansado y casi arrastrando los pies, deteniéndose en frente de su casillero para tomar un par de libros que necesitaría durante sus primeras clases del día.

—¡Seung Min! —La voz de Chang Bin, llena de energía, lo hizo reaccionar—. Buenos días.

—Ah, Binnie... Buenos días —respondió un tanto desanimado.

—¿Te encuentras bien?

—Sí, no te preocupes. Me desvelé y después tuve problemas para levantarme de la cama, pero eso es todo, estoy bien —mintió, regalándole al más bajo una sonrisa débil—. Estaré mucho mejor si me lavo la cara antes de ir al salón.

—Buena idea. No querrás que el maestro te vea así —rio un poco—. Me adelantaré para conseguirnos un lugar en la última fila, ¿de acuerdo?

—Sí, gracias.

Era viernes. La mayoría de sus clases de ese día las compartía con Hyun Jin y eso lo ponía nervioso porque no sabía cómo interactuaría con él, pues todavía no le había puesto un orden a todas las cosas acumuladas en sus pensamientos.

Decidió no pensar demasiado en ello y simplemente esperar que no pasaran por ninguna situación incómoda.

Tan pronto como entró al salón de clases, alcanzó a ver a Chang Bin en la penúltima fila, hablando con Hyun Jin. Pensando que el pelinegro más alto sólo estaba sentado ahí para guardarle el sitio, hizo un esfuerzo por relajarse y actuar como si todo estuviera bien, avanzando hacia ellos.

—¡Oh! Sí que trajiste muchos juegos —escuchó la voz de Hyun Jin, quien miraba impresionado hacia el interior de la mochila de Chang Bin.

—Claro —sonrió—. Cuando lleguemos a tu casa, podremos jugarlos todos. No vamos a dormir.

El día que lo cambió todo [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora