Capítulo 15.

288 44 16
                                    

Hyun Jin y Seung Min estuvieron listos para salir hacia la escuela con suficiente tiempo de sobra como para detenerse a comprar un desayuno rápido en una cafetería que se encontraba a unas cinco calles de la preparatoria.

Después de recibir sus croissants calientes y sus botes de jugo de naranja, salieron del lugar para continuar con su camino mientras conversaban.

—¿Estás listo para escuchar todos los detalles de la cita que Chang Bin tuvo el viernes? —Preguntó el más alto—. Yo no estoy tan seguro —agregó riendo.

—Nos querrá contar absolutamente todo, ¿no? —Supuso Seung Min.

—Así es —asintió—. Ya sabes cómo es.

—Podemos pedirle que se detenga en caso de que se ponga demasiado alocado —se encogió de hombros, como si sólo hubiera compartido la idea medio en broma, medio en serio.

—¡Tienes razón! —Pasó uno de sus brazos por detrás de los hombros del castaño—. Ah, por cierto... Quería decírtelo antes, pero muchas gracias por haber pasado el fin de semana conmigo.

La sonrisa de Hyun Jin era tan sincera que Seung Min no podía evitar terminar sonriendo también. Aun así, sabía que entre ellos quedaba un asunto pendiente y que no podría estar del todo tranquilo hasta resolverlo, lo cual parecía sencillo, pero en realidad no lo era.

—Hyun Jin...

—¿Sí?

—Tengo que decirte esto antes de que lleguemos a la escuela —suspiró—. No quiero darle más vueltas al asunto, la verdad es que lo he estado pensando mucho desde que fuiste honesto conmigo y... S-si quieres besarme otra vez, te dejaré hacerlo —dijo por fin, sintiendo que sus mejillas estaban ardiendo.

¿Cómo había conseguido dejar salir aquellas palabras delante de su amigo? Ni siquiera el mismo castaño estaba seguro, pero al menos ya no tendrían que seguir pesando en su corazón.

—¿En serio?

—Sí —desvió la mirada.

—Dime, ¿puede ser... aquí y ahora? —Se animó a preguntar, aunque con cierta cautela, soltando a Seung Min sólo para detener los pasos de ambos y hacer que quedaran mirándose frente a frente, esperando una respuesta.

—Ah, yo... No veo por qué no —contestó con cierta dificultad—. Quiero decir... Si tú quieres...

La calle estaba casi vacía, probablemente por la hora, pero el pelinegro tomó la decisión de aprovechar eso y acercar su rostro al de Seung Min.

Si el contrario ya le había dado permiso para unir sus labios de nuevo, entonces no veía por qué seguir perdiendo el tiempo. En verdad quería besar al más bajo por segunda ocasión, quería escuchar de manera más atenta a su corazón al hacerlo para descubrir de una vez por todas qué era lo que sentía, al menos llegar a entender mejor qué estaba pasando por su cabeza.

—Voy a besarte —le avisó, temiendo que Seung Min aún pudiera arrepentirse.

—Está bien —alcanzó a responder en un susurro.

Y tan sólo un par de segundos después, Seung Min pudo sentir los suaves labios de Hyun Jin contra los propios, depositando un beso que se sentía cargado de un cariño tan inmenso... ¿Tal vez amor?

No se movió. No hizo nada. No correspondió al beso, pero tampoco apartó al otro chico ni hizo movimiento alguno que pudiera indicar que deseaba romper el contacto lleno de dulzura.

Seung Min simplemente se quedó así, estático y con los ojos cerrados, de alguna manera disfrutando el momento, preguntándose por qué se sentía como si todo a su alrededor hubiera desaparecido de repente y en el mundo lo único real fuera su existencia juntos con la del pelinegro... ¿Por qué se sentía tan bien?

Hyun Jin finalmente se alejó, dedicándole una sonrisa al castaño frente a él, quien sin prisa abrió sus ojos, seguro de que ahora todo su rostro estaría de un color rojo muy intenso.

Mientras tanto, Felix corría por el pasillo principal a pesar de saber que estaba prohibido, pues tenía el propósito de alcanzar a su novio antes de que la primera clase del día diera inicio. Se sintió orgulloso una vez que lo logró.

—¡Buenos días, Chris! —Saludó al mayor con un beso en la mejilla—. ¡Mira! —Alzó por unos momentos un par de recipientes que llevaba bien envueltos en un rectángulo de tela decorada—. Me levanté cuarenta minutos más temprano y pude preparar carne de cerdo empanizada para nuestro almuerzo de hoy —le contó alegremente.

—Oh, eso suena fantástico —miró a su novio con una sonrisa algo débil.

—Quedó muy bien, lo sé porque comí un trocito antes de salir —comentó el pelirrojo entre risas; en verdad parecía estar de muy buen humor esa mañana—. Puedo dejar que tú también pruebes un poco.

—Lo probaré más tarde.

El chico pecoso se le quedó viendo al castaño fijamente y con el ceño fruncido durante casi medio minuto antes de por fin volver a hablar:

—¿Qué pasa?

—¿Hm? Nada.

—Por supuesto que pasa algo, Chris —alzó una ceja, como si dijera "No intentes engañarme, no va a funcionar" con ese gesto—. ¿Por qué estás actuando tan extraño?

—No sé a qué te refieres —suspiró, enfadándose un poco consigo mismo a causa de su propia mentira.

Lo único que quería era que el pelirrojo estuviera tranquilo, pero a la vez estaba consciente de que no podía guardar silencio por tanto tiempo. No debía.

Felix se puso a pensar y a tratar de encontrar algo, lo que fuera, que le diera una pista del porqué detrás de la curiosa actitud del mayor. ¿Había hecho algo malo? ¿Olvidó alguna cosa importante? Parecía ser que nada aparecía en su mente hasta que de repente la preocupación se apoderó de él, lo cual se notó en su mirada.

—Oh, no. ¿Es por lo que pasó ayer? —Preguntó finalmente, volteando a ver a su novio—. ¿Acaso...?

Chan supo que debía detener a Felix justo ahí; colocó ambas manos encima de los hombros del menor, dejando suaves caricias sobre los mismos a la vez que le hablaba con cariño.

—Lix, no pienses cosas raras, por favor —su mirada se quedó fija en la del pecoso—. Lo que sucedió ayer fue maravilloso, ¿de acuerdo? Y no me arrepiento para nada.

Dejó un beso tierno en los labios del contrario, como si de esa manera quisiera darle más fuerza a lo que acababa de decir, y le sonrió, pero la expresión en el rostro de Felix seguía siendo la misma.

—Todavía siento que me estás ocultando algo.

—No me mires así, precioso —casi suplicó, inclinándose para tomar nuevamente los labios de su novio con los suyos.

El castaño sabía que debía contarle la verdad a Felix; entre más pronto lo hiciera, sería mejor. Sin embargo, no encontraba cómo poner en orden las palabras que quería decir... Tenía tanto miedo de lastimar al menor, no tenía ni la más mínima idea de cómo éste podría reaccionar ante la noticia que había cambiado sus planes para el futuro tan sólo una noche atrás.

Continuará.

.............................

AAAAAAAAAAH. 💕

Muchas gracias por darle su apoyo a este fanfic con votos y comentarios o compartiéndola con sus amistades. ¡Un abrazo fuerte!

El día que lo cambió todo [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora